Ese dia acudí a la playa… como de costumbre, pase por mi capuchino a uno de tantos cafés del lugar, realmente quería estar sola, -lo hubiera hecho desde antes- Había alerta de olas altas y me encanta escuchar el mar cuando esta bravo, el chocar de las olas contra la arena y el mismo mar, ver que va y viene, arrastrando en su vaivén piedras y arena, a esa hora las olas pegaban hasta el muro de contención.
No hacía frío, un poco fresco quizá, un poco de brisa también, pero agradable, realmente me sentía bien ahí parada frente al mar, recargada en uno de los postes que detienen el cerco que divide la playa del andador.
Decidí caminar por el malecón ¡¡Valla que si había gente "SOLA" recorriendo el mismo camino que yo!! Unos de ida y otros de vuelta, me dirigí a mi punto preferido de la playa.
Pero… volviendo a la soledad y a la soledad de los demás, realmente ahí había personas muy solas. A lo lejos, estaba una joven sentada a la orilla del arrecifre, se le acercó alguien, y se fue, ella también se retiró hacia un lugar mas alejado y oscuro, donde nadie pudiera perturbar ese momento de soledad que estaba viviendo, yo también me paré a la orilla del arrecifre, ocupando el lugar que quedaba vacío, detrás de mi, estaba sentado un hombre, pensativo, me atrevo a asegurar que estaba triste, tal ves porque su actitud y sus movimientos corporales lo reflejaban.
En ese lugar permanecí hasta que las olas se fueron calmando poco a poco. Caminé de nuevo sobre mis pasos, subí los escalones que me conducían a mi vehículo (automóvil), lo abordé, encendí la radio, y pensé en la soledad de esas personas y al ver en ese lugar tanta gente solitaria…… Ya no me sentí tan sola.
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