No iré a leer un poema en Venecia,
pediré un deseo tirando monedas al inodoro,
fumaré un puro,
junto a un viejo de barba y sombrero,
me ataré el cabello,
me crecerán las uñas,
y pensaré en el tango de mi úlcera
No iré a caminar a Nueva York,
con las manos en los bolsillos,
retorciendo mis pupilas por los callejones,
por las ratas,
mirando rameras, mirando heroína,
bebiendo cerveza,
de seguro leeré el diario,
cuidaré el medio ambiente,
y escribiré en las paredes
lo que no pude escribir en el techo
No iré a París, a sonreír frente a la torre Eiffel,
no con una bufanda blanca, que disimule mi suicidio,
ni con un disco de Portishead que me pellizque los tendones
ni con un libro de Kerouac, que me corte las legañas
No iré a Londres a contar mis lunares,
ni al cielo a tomar leche con café,
el smog es necesario,
-ya lo entendí-
tal vez vaya a Barcelona
o mejor a Pisac
compre una cucharita de lata oxidada,
beba un poco de chicha,
fume, fume,
abra mis piernas para la luna
y descalza, sueñe,
y desnuda, llore…
No iré a recoger flores.
|