Esa que guardamos en un rincon de la mirada se desvanece en un bandoneón de tango amarillo de tiempo. Es que las culpas no cobran, mas bien persiguen. No hay una flor que resisita mi mirada No hay un ave que pase por mi cielo. Y como te explico la insignificancia de mi tiempo. Hace un arcoirirs que no río y acá la lluvia se fue a buscar nuevos horizontes.
Texto agregado el 14-11-2006, y leído por 199 visitantes. (6 votos)