Una noche, yo dormía, y después comencé a soñar, entonces mi mente despertó, mi corazón despertó, mi cuerpo despertó, y me di cuenta de que estaba en medio de la calle.
Algo me hizo comenzar a caminar, después a correr y entonces sentí como mis pies se despegaban del suelo y comencé a volar, alto, mas alto, rápido, mas rápido, vi los cielos negros de la noche y salí de la tierra, maravillado por el espectáculo que mis ojos veían, yo no controlaba mi vuelo, simplemente me dejaba llevar por el impulso, vi la tierra, vi el sol, y cada vez mi cuerpo volaba mas rápido.
Pasé la velocidad del rayo, la velocidad del sonido, velocidad de la luz… la velocidad del pensamiento, decenas, cientos, miles, millones de estrellas pasaban ante mis ojos como aves volando a velocidades indescriptibles y en su vuelo yo podía ver los secretos del universo, las respuestas que la humanidad había buscado desde sus inicios, y las respuestas cuyas preguntas jamás habían sido preguntadas por los hombres.
Podía ver la Verdad, y no era algo bello pero era la Verdad, eran secretos terribles, imágenes inconcebibles de tiempos infinitamente antiguos, eran los misterios del Universo, y entre mas rápido era mi vuelo, mas increíbles esos secretos se volvían, entre mas rápido iba, mas lento veía pasar el tiempo, el tiempo pasaba tan lento, las estrellas pasaban tan lento, mas lento, mas lento, y la velocidad aumentaba y aumentaba cuando de pronto llegué al límite y el tiempo se detuvo… y entonces mi cuerpo explotó, en diez, mil, un millón, un Infinito de partículas mas pequeñas que los átomos conocidos por nuestra ciencia, mi cuerpo se deshizo liberando una cantidad infinita de energía, y me convertí en una conciencia, sin cuerpo físico, solo una conciencia flotando a una velocidad mayor que la materia puede permitir, viendo universos sin fin desfilar ante Mí.
Mi nuevo ser volaba sin parar por mas que quería detenerme, sólo seguía volando sin freno en esa majestuosidad infinita, podía percibir en sentidos inimaginables por un ser humano, porque yo ya no era humano, era un Dios, y entonces… Desperté
Pero al despertar no me encontraba en mi cama, o en la calle, estaba en el centro de los universos infinitos, como un ser sin forma y a la vez con todas las formas posibles, e incluso algunas esencialmente imposibles… estaba en el Centro… en El Centrol del Universo
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