Cheo se estiraba con la galbana propia de la mañana y aún con la misma picardía que guardó de la noche agitada, la dijo a su mujer:

-¡Buenos Días mi amor!, Negra,....¡Tengo que contarte algo!...¡Anoche me morí dos veces!-

-¿Cómo es eso Cheo?,...¿Qué significa morirse dos veces?...¡Pareces loco!

Cheo, acomodó su almohada para sentirse más cómodo en su cama y con un abrazo tierno, le susurró a su esposa muy suavemente al oído:

-Todavía no estoy loco, pero...¡Te digo la verdad!-

-Pues debes convencerme de lo contrario porque nadie, es decir, ningún mortal se muere y luego revive para contárselo a su esposa y menos dos veces-

Cheo, con el corazón encendido por la pasión comenzó su relato

-Dijo el poeta, que jamás nos libraremos del deseo de vivir impunemente sin pensar en la muerte, porque es la misma fe la que nos impulsa hacía ella, abriéndole el camino sin cesar-

La reflexión enardecía a Cheo.

-Anoche, después que me venció el sueño, sostuve en mis manos la guadaña y fue un acontecimiento muy natural pensando que era pesada y fría, pero que va, al contrario,...¡Resultó ser muy liviana y tibia!.
Contemplando a mi alrededor, envié la mirada a la inmensidad y ...¡Alli estaba él con una sonrisa muy dulce!. Sutilmente le pregunté que hacía alli y sin pensarlo respondió que mi visión estaba expresada en la angustia que sentimos por ser eternos aún cuando la cordura siempre nos indicaba, que la vida se nutría con las dudas y el temor a la muerte y esa búsqueda por vencerla, hacía que se extendiera más allá de sus fronteras, pero sin llegar a superarlo y mucho menos por la estatura del saber.
Él me dijo también, que nadie lo comprendía y que aún sin tocarlo simplemente lo definían como algo que está mientras existimos y obviamente se va cuando morimos. Yo estaba ensimismado y pensé que también moría, pero no veía ninguna luz y menos el túnel que siempre creía que había delante de ella y era ciertamente una visión, porque pude traspasar la infranqueable puerta de la muerte para hablarle,...¡Si mi Negra!, pude hablarle y me indicó que dejara de buscarlo para que apreciara el verdadero valor del néctar de la vida en toda su dimensión, que venerara a mi madre y cuidara bien de ella y comprendiera más a mis hijos y que te amara a ti cada día más para recibir con cada uno de tus anhelos, el premio reconfortante de Dios.
En mi sueño estaba muerto, porque pensaba que ya lo había logrado todo y que no me faltaba nada y quise despertar de esa muerte apresuradamente, para seguir viviendo y completar lo que todavía no he hecho, para decirte lo mucho que te amo y agradecerte por amarme tanto aún sin merecerte y para sorprenderte, pues.......¡Había platicado con el Tiempo! Y en ese mismo instante, precipitado por mi intuición, me despertaste con un beso mi Negra, con el sabor más dulce que he experimentado en toda mi vida y ...¡Zuas!...¡Me volví a morir!-

Esta vez la Negra se quedó un tanto aturdida y boquiabierta, se secó una lagrimita que asomaba en sus mejillas y acurrucándose junto a Cheo, soltó una maravillosa señal que muy suavemente condensó el amor en la más dulce caricia,...¡Muriéndose los dos nuevamente