Recorro el largo túnel
en el que los dudosos
sucumben ante los cantos
de las malvadas sirenas.

Ataco una realidad
que me ha atormentado
en cada pensamiento,
con los respiros de furia
añejo mis sentidos
y los perfecciono,
para ser bebidos en una copa
que disfrute el nuevo forjador
de cada uno de mis destinos.

Abre sus puertas.
¡Enséñame la entrada correcta.
He ensayado toda mi vida
mi inicio en este viaje,
tenme paciencia!.

Merezco mayor justicia,
mas, no debo enternecer mi razón,
debo adormecer mi conducta
y dar furiosos golpes
a aquellos que maldicen la vida
y escupen con cada acto de idiotez.

Puede que el momento haya pasado,
o que sea este próximo...
o tener que enfrentarme a mi mayor miedo,
y que esté sucediendo en este momento.

La luz avisora un destino incierto
en el que penetran los rasgos de maldad
con un dejo de furia en cada rayo sentenciante.

Los rechazados aguardan una esperanza
que les resulta indigna, pero la esperan...
porque son marginados en sí mismos,
que excluyen sus propias cualidades
y desentienden el divino equilibrio
de sus elementos mas esenciales.

Pero me atrevo y me dirijo, aún mas adelante
hasta el trono de la derrota,
para sentarme y reinar en mi paraiso,
ser alabado, dormir en paz
y no despertar jamás.