Y como esas cortas palabras que llegan
cuando esperamos frases eternas,
la opaca cicatriz de tu carencia
atraveso mi herida siempre abierta.
Y como esas semanas
que se deslizan siniestramente al olvido,
tu imagen se diluyo en segundos,
de la memoria de mi corazón
y como el corazón se alimenta de recuerdos,
a veces yo sospecho que dejo de latir;
mas cuando la luna dibuja la sombra
de tu silueta en las paredes
los latidos son como jinetes desbocados
en la negra mansedumbre de mi ser.
Y como esas frases eternas
que llegan siempre cuando esperamos
palabras cortas,
la verdad grita debajo de mi boca
y detrás de mi garganta,
gritan tu nombre con sangre,
mientras sostengo mi muñeca
con su vestido de terciopelo rosa
que me mira a traves de un espejo
negro como mi resignación...