La sentencia justa, la condena equivocada.

El fin de semana ha habido una noticia en todos los periódicos, nacionales e internacionales, la sentencia con la respectiva condena, pena de muerte por ahorcamiento, que el Tribunal de Irak dicto contra Sadam Hussein.
No deseo opinar dicha sentencia desde un punto de vista legal, desconozco las leyes iraquíes, tampoco la analizare desde el punto de vista político, no es relevante, cada facción tiene su idea y no la va a cambiar por mis comentarios. Daré mi humilde opinión sobre el aspecto moral y humanitario de la misma.
Una cosa es totalmente cierta, Sadam debia ser juzgado y sentenciado por la gran cantidad de crímenes cometidos contra la humanidad; con eso estoy plenamente de acuerdo. La sentencia que lo encuentra culpable creo sea justa, nadie puede negar las fosas comunes, las torturas y muchos otros crímenes. Lo que no es acertada es la pena de muerte acordada. Ningún crimen por horrendo que sea justifica tomar la vida de un hombre. En el momento que un tribunal sentencia pena de muerte está convirtiéndose en asesino a la par que el acusado. No importan leyes ni argumentos, la vida es sagrada. Una sentencia de muerte solamente genera más odio y más violencia, porque es una condena dictada para obtener venganza. La venganza de nada sirve a las victimas, sin embargo perjudica a toda la humanidad, por crear ira y odio. El hombre debe ser tolerante, sin tolerancia no hay amor, sin amor surge el odio y con el odio más violencia. ¿Quien más qué un juez debe tener entre sus virtudes la tolerancia?
Existen muchas formas de castigos bastante fuertes para amedrentar y cobrar justicias. El ergástulo o cárcel a vida es más que suficiente para el peor de los crímenes. ¿Porqué recurrir a la muerte, no es acaso mayor castigo una vida entera de remordimientos y penas?

Fredo Nedi
07/11/2006