Jamás pensé decirlo
pero ahora a falta de otra palabra nueva
que pueda explicar nuestra existencia
lanzo desde el fondo de mi alma taciturna
esta promesa sin retorno
este grito desbocado
este eco sin voz...
Ojalá nunca esta palabra odiosa
-que no me atrevo a pronunciar-
llegue a tus oídos
y sólo veas mis labios mudos
hablando incoherencias
que no atines comprender.
Mas, ¿cómo sabremos entonces
que el camino ya no será el mismo
ni cómo –acaso- comprenderemos
que el uno ya no le pertenece al otro
si no es escuchándolo de su voz
si no es viendo sus ojos llorar
o si no es sintiendo que la vida se nos va
con este adiós...?
Bogotá, enero 13 de 2004 / 4:39 p.m
Texto agregado el 02-02-2004, y leído por 259
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Lectores Opinan
02-02-2004
Será mejor no decir entonces adios. Que tal un... ¿Hasta luego, amor mio? Muy sentimental FranLend
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