Muchas vidas y sanadores
Eran unos cuantos jóvenes de un poco más de 20 años, en la noche de un sábado en la ciudad de Buenos Aires, paseaban por las calles del barrio y aún no decidían donde iban a ir a “vivir nuevas experiencias”, había bellas jóvenes con sus remeras de moda a rayas, de amarillo, rojo y sus jeans bien a la moda, bellas muchachas, algunos que eran sus novios y algún que otro amigo sin pareja.
Uno de los varones pedía que las chicas se decidieran pronto donde iban a ir, porque ellas lo ocultaban.
-Vamos pibas que se termina el sábado!!
-Y yo ando solo no como ustedes, vamos…
Los cinco eran amigos de la niñez, un gran afecto los unía así que salir juntos no era problema donde fuera irían todos., igualmente habría otros días donde cada uno salía con otros amigos… estaba todo bien. cualquier plan esa noche venía bien, ese era el acuerdo.
De pronto se detuvieron dos de las chicas, es acá dijeron.
-¿¡acá!? Dijo Diego el que estaba sin novia,
- sí nene respondió, tan bella alta y de cabello ondulado, castaño claro, Miranda.
-si ella lo decía… (Diego que se moría por ella)
Decía: _ y bueno es acá-
La casa era antigua como de los años 20, solo se veía la entrada: una puerta alta de madera y pintada de verde., unas enredaderas que cubrían la poca pared que había.
Sale al encuentro un joven médico, eso supusieron porque tenía un guardapolvo blanco y bordado con el nombre de un sanatorio y su nombre Ariel García.
Los muchachos del grupo no lo podían creer “la gran noche de una nueva experiencia” que prometían las muchachas era esa….??
Pasar una noche con los viejos enfermos y locos??
Las parejas de novios dijeron:- bueno, ellas mandan, el último en entrar fue Diego, solo lo convencía la espalda de Miranda y esos cabellos tan largos ondulados y ese jeans…
…
El médico les dijo:- gracias chicas por venir, los estábamos esperando.
-Con razón,!! dijeron los muchachos.
Este doctor se las levantó a todas son unas babosas y encimas nos traen, pensaron ellos, pero no dijeron nada más…
Además sí, es una nueva experiencia ver morir a alguien-se dijeron en secreto los tres muchachos-
-Miren es en el segundo piso, dijo el joven uniformado de blanco, hay un anciano que se está muriendo, creo que es hoy… no pasa de esta noche, pero dice que no se va a a morir sin conocer a su hija, de verdad que hicimos lo que pudimos, pero no sabemos ni el nombre, él la abandonó de nacida, pero quiere verla, los otros me dicen que lo deje que se joda por hijo de puta por dejarla, pero yo no puedo, algo me impulsa solo se me ocurrió llamarlas a ustedes.
-La cosa es que es hoy.
-Y no la vamos a encontrar.
Deja Doc. te lo arreglamos, dijo Miranda la más decidida de todas
¿Y?, -qué vamos a hacer- dijo Andrea ¿Dónde vamos a encontrar a la mina? ¿No ves que ya se muere?
Miranda pensó y dijo:- Vos Andrea vas a ser la hija porque sos rubia y tenés cabello lacio, además el viejo parece que tiene ojos claros. SOS vos y listo.
- Bueno -dijo Andrea-, poco convencida. Así lo dejamos contento y que se muera en paz y contento.
Siguieron caminando por el pasillo oscuro, el piso de madera crujía a madera vieja y poco cuidada, entraron en la habitación y vieron al anciano: cabello blanco, ojos color miel, la barba y bigotes algo crecidos, era lo que dejaba ver la poca luz de la habitación.
Los miró y les dijo qué suerte vinieron los estaba esperando…
Todos miraron al doctor con ganas de matarlo, pensando que se estaba arruinando la treta de engaño
-No, dijo Ariel, yo no le dije nada,-
- No muchachos, Ariel no me dijo… yo solo quiero ver a mi niña antes de morir, quiero conocerla y pedirle perdón solo eso quiero y luego me muero…
La empujaron a Andrea,-
- ejem…dijo
Ella no se atrevía a tal mentira, la volvieron a empujar para dar un paso más adelante.
Stem…. si abuelo,
-digo, sí papá - yo soy Andrea tu hija.
Ay gracias, dulce, gracias niña mía, eres tan dulce dijo mientras besaba sus manos, las cosas que haces para solapar mi dolor.
- pero, ¡vos no sos mi hija… dulce Andrea
Dijo eso y todos enmudecieron de vergüenza.
No, no si agradezco la bondad de ustedes por eso les voy a pedir algo:
-Allá abajo hay unos niños jugando… la más blanca la que tiene impresión de ser la más seria o triste ésa, ésa es mi niña tráiganla.
Bajaban sorprendidos por los dichos del anciano, ya eran más de media noche y aunque había una luna llena hermosa, ellos no habían visto ningún niño en la calle cuando venían por el lugar.
Bajaron y en efecto, encontraron niños jugando unos cinco niños jugando a la mancha saltando en un solo pié, riendo, gritando, jugando como niños…
Ahí estaba la niña blanca de la que el viejo habló era delgada y con unos cabellos hermosos largos con rizos y casi pelirrojos a la luz de la luna llena
-Hola nena, le dijeron, como estás?
-Te vamos a pedir un favor, es solo un momento allí arriba en el geriátrico se está muriendo un viejo está solo no vino nadie de la familia hoy, y hoy seguro que se muere y quiere ver a su hija…-dijo Miranda sin poder continuar
Sí ya sé, es mi padre pero yo estoy muy blanca casi no tengo sangre, estoy vacía no tengo esperanza ni alegría ni nada para brindarle, ya no sirve que yo lo vea no tengo nada para darle, la tristeza me invade, estoy vacía, estoy vacía, repetía y repetía… a la vez que se desvanecía.
Se desmaya! Se cae! Gritaron
Y del geriátrico salieron varios médicos ya no solo el joven, había varios más, jóvenes y dos más adultos.
Ahí está dijeron se está cumpliendo la profecía: está la niña!!!
Los jóvenes aventureros no entendían nada, les recorría una especie de estupor y temor por ser engañados, la profecía?
Esto está arreglado entonces?
Pero era una niña enferma y desmayada. Ya casi se olvidaron del viejo, por un lado no podían creer las “sabias y maduras” palabras de la niña, parecían dichas por un adulto.
Por otro lado corrían por solidaridad, curiosidad o solo corrían; corrían llevando a la niña en manos de los médicos.
Cuando la recuestan sobre la entrada de la vieja casa, en unas hojas trasparentes aparecen puntos y brillos que se dibujaban en tres láminas delgadas
Hojas grandes trasparentes hechas como de plástico pero finas trasparentes y brillantes por la luz en contraste de los puntos negros que formaron unos dibujos. colgaban de la puerta verde.
Aparecieron además otras hojas que parecían pergaminos antiguos que nadie sabía si eran mapas o textos poco se podía ver con la poca luz de la luna en contraste de los objetos que aparecían den forma mágica en la puerta
. Una luz brillante violeta y blanca salía desde los clavos de la puerta y de las láminas que luego tomaron formas de tomografías o radiografías.
La receta-pergamino solo los médicos la leyeron y escondieron rápidamente.
La cosa estaba muy confusa pero una niña moría, y del juego de ver como muere un viejo saltaron a la desesperación por salvar a la niña, la llevaron en brazos hasta la terraza y la colocaron en un coche de bebés, que nadie preguntó que hacía ahí, la niña le dice a Carla la tercera de las jóvenes:
- mamá me muero…
comenzó a derretirse como una masa de arcilla la colocaron en una mesa y Carla sintió un dolor que nunca había sentido era su hija que moría? Así ella lo sentía.
y un sentimiento de madre que le era extraño, que le nacía, amor de madre y desesperación ya que su hija moría…
Los médicos presurosos que llevaron las tres láminas trasparentes a otra mesa y tomaron una parte de la masa sin que nadie se diera cuenta.
En la mesa todos asombrados veían como esa masa blanca se deshacía y se secaba convirtiéndose en harina.
-Rápido, rápido dijo uno de los médicos vamos leer la receta.
-y esta niña, ¡ se salva!
Comenzaron a leer condimentos y procedimientos extraños, dijeron a todos ayuden tienen que amasar y juntar, ¡que la niña se salve!,
Y así lo hicieron sin preguntar ni como ni porqué.
De pronto, Carla escuchó de la otra mesa una vocecita que decía mamá… mamá… me tienen acá en la otra mesa, me duele, me duele es la cabeza!!
Carla confrontó a los médicos y les dijo ¿qué hacen? ¡Déjenla en paz!
-Tranquila mamá- le contestaron- que ya está todo, las láminas eran las tomografías y ese trozo que sacamos era parte de su tumor, mira la otra mesa tu nena ya está bien.
Ahora colocamos esta parte que ya está sin la enfermedad
-tranquila mamá que ya está…
De pronto, Carla se despertó con dolor en la espalda pues había pasado toda la noche soñando y teniendo esas pesadillas, que nunca recordaba...
Cuando se despierta escucha la voz de su amiga Miranda que le dice
- que cara nena! Se ve que ese abuelito con el que salís te tiene bien atendida parece que ni dormiste.
-risas-jajajajaja
No le digas viejo nena que la experiencia que tiene ya me lo vas a envidiar y solo tiene 38 años.
-Carla…sabes que anoche soñé con mi operación de cuando tenía 8 años y como sufrí cuando me pelaron y me sacaron mis bucles rojos, ¿te acordes?
Sí me acuerdo, si estábamos jugando a la mancha y te desmayaste de una. ¡Qué cagazo, de ahí al hospital por 4 meses!...
-Que cosa che…. de milagro que me sacaron ese tumor, y hoy la estoy contando…
-Te conté que mi mamá visitó muchos sanadores manosantas y curanderos, estaba desesperada, por mi enfermedad?
-No me digas, yo en esas cosas no creo.
-¡
-Carla … Sabés que la noche que me operaron: Vi un viejo de barba blanca que me decía “mi niña” y sentí que lo conocía, como de de otra vida…
Miranda continúa…por ese viejito sanador y no por tu “viejito verde” es que Siempre quise hacer algo por los ancianos.
Esto me dio ganas de hacer una obra de bien, vamos esta noche al geriátrico y los llevamos engañados a los chicos.
-¡Dale, sí... jajajajaja!!!!!
|