ZAMNA
En un tiempo en el mundo, las razas, por un hecho que nadie recuerda, se dispersaron por el mundo y unos los mas buenos se asentaron en el la planicie de oriente.
Los señores que hicieron la descripción de ese tiempo hacen la descripción de los Itzaes, de los cuales el mas sabio era Zamná (sustancia del cielo, roció de las nubes), en la tradición se le llama rocío del cielo.
Conocido también como Itzamná, el no fue rey, ni guerrero, ni mucho menos un dios, Itzamná fue un profeta. Uno de los mejores; Su sabiduría y poder emanaba de su conocimiento y del idioma de los muertos (la sabiduría de los antepasados), en los días en que la luna se hizo grande, Zamná tomo posesión de los animales llamándolos por su nombre, así vino el faisán, se acerco el venado, bajó la paloma, acudió el conejo. La tórtola llego sin ser llamada y picoteo en el hueco de aquella mano amiga y géneros, Sólo las víboras no entendieron su nombre.
Luego Zamná ordenó a los vientos que corrían sin sentido, grito hacia el oriente y el eco le respondió con lluvia; grito al poniente y le contesto el viento de la ruina. Del sur arribo el viento del hambre y del norte el viento de la revelación. Desde entonces la gente aprendió a conocer los vientos, a respetarlos, a gozarlos pero también a temerlos, nos enseño lo bondadosos que pueden ser pero también su poder destructivo.
Después se fundaron pueblos recibiendo cada uno su nombre del oficio al cual se dedicaban o bien con los nombre de animales, flores y frutos que había en el lugar. Zamná recolecto vegetales comestibles, hizo venir a los enfermos y a cada uno le aconsejo que tomara lo que al oler sintiera que era bueno para su mal. Los enfermos sanaron y Zamná comento
-Solo se ha de tomar lo que es bueno para el bien.
Cuando Zamná escucho el mar envio hacia el oriente a varios jóvenes, ya que el sabia que en algun tiempo habiamos salido del mar arrancandonos las escamas y ocultando las branquias (agallas) para respirar el aire nuevo. Aquellas criaturas se arrastraron por la tierra en algun tiempo y después se alzaron ante la luz del sol….
Y cuando los jóvenes regresaron, uno trajo sal, otros peces, el tercero perlas. Zamná distribuyo todo con sabiduría, prudencia y providencia:
-La sal a los ancianos para que la repartan, con equidad, los peces a las mujeres para que se encargen de proveernos de alimento, y las perlas a las doncellas para que se adornen y su vista cause felicidad a todos nosotros ya que aunque la mujer es bella por el simple hecho de ser mujer, no esta demás resaltar su hermosura. Dijo el gran sabio.
Luego Zamná, bajo un gran roble, descubriendo asi el destino de cada quien:
-los que hombre que pongan la cara en la raiz seran sacerdotas, los hombres fuertes y robustos que logren cortar las ramas mas gruesas y las preparen para la defensa seran los guerreros que nos protejan, seran dotados de un corazon noble y tendran una educación fuerte. Ahora bien los que tomen las ramas mas bellas y las flores mas hermosas tendran en su corazon la hermosurta del quetzal y seran lo llamados a ser artistas. Y así mismo, los que los que se queden en silencio mirando hacia sus adentros dialogando con su propio corazon, escuchando las las voces mudas y el espiritu interno de las cosas, ellos seran los profetas.
Cuando los Itzaes le preguntaron por que y como hacer las ofrendas Zamná contesto:
-Esas ofrendas sirven para testimonias el agradecimiento a las fuerzas creadoras es un tributo a Tepeu y Gucumatz la fuerza dual, asi como para pedir perdón, Es necesario tan sólo ofrecer una fruta, un animal o un bien cualquiera a la alto y dejarlo después sobre la tierra para alimento de “los que no tienen alas y se arrastran con dolor y vergüenza sobre sus pechos”. Sin embargo hermanos mios –agrego- “LO QUE VALE MAS QUE CUALQUIER OFRENDA ES UN CORAZON LIMPIO Y PURO”, eso se logra con esfuerzo y dedicación respeto y amor a uno mismo y al projimo, por que el que no se ama a si mismo jamas podra amar a nadie.
Entonces Zamná levanto los ojos al cielo y al instante se detuvieron los luceros. Su brillo se hizo como el fuego y su luz se convirtió en musica en los oidos de todos los hombres.
Cuando Zamná considero que las cosas habian quedado en orden convoco a los Itzaes para indicarles que debian fundar ciudades. Y asi lo hicieron los hombres se separaron en cuatro porciones tribales, como es lo correcto de acuerdo con la funcion cosmica dual del cuatro la doble dualidad eterna, y tomaron caminos diversos al Oriente fundaron Chichen Itza, cuyo nombre horraria a la unidad itzá, al poniente erigieron t’ho, al sur, Copan (lugar hollado), al norte se fundo la “cuidad oculta anunciada en las enseñanzas antigüas”.
Todo quedo como debía ser, ahí vivieron los Itzáes cuando los hombres y las fuerzas cosmicas se daban la mano desde las nubes y desde los árboles. El campo les brindaba alimento, los animales alivio; las ciudades paz y armonia, y las teocallis (casas de energia) alegría, sabiduría y esperanza. Asi ocurrio hasta la llegada de los invasores que se anunciaron con vientos pestilentes y voz ronca, encima y por debajo de la teocalli del poniente. La gran TENOCHTITLAN |