Estaba reunida la familia, habían llegado de todas partes, de Estados Unidos, Puerto Rico, Venezuela, Centro América, de las Antillas Menores, de España, Italia, Alemania y hasta del Medio Oriente, mientras el pequeño Tomás contemplaba la amplia mesa servida de un todo, en especial el pavo que se veía doradito rodeado de uvas, manzanas y peras.
De repente llegó a su memoria aquella ave que habían criado en su casa al cual le estuvo mucho cariño, era un pavo fuera de lo común, impresionante, sabia casi hablar e iba con él a todos los mandados, pero desapareció como por arte de magia poco antes de aquella fiesta de navidad.
Nadie conoció el paradero del ave el cual tenía que morir de viejo según decía Tomás. El pequeño se puso a calcular quien pudo ser el autor del secuestro de su amigo y llegó a la conclusión que la desaparición coincidió con la visita del tío Vale.
El niño se acercó a la cocina sigilosamente y le preguntó susurrándole a la abuela:
-¿abuelita quien trajo el pavo a la casa? y ella con una sonrisa en labios respondió: ¡oh! El Vale.
El niño no averiguo más y salió corriendo como un rayo en dirección a la sala, de inmediato se subió en lo más alto de un sofá e hizo que todos le pusieran atención y con voz muy clara dijo:
-aquí hay un farsante, uno que no merece llevar el apellido de nosotros Los Honesto, una persona cruel y desconsiderada que aprovecha los lazos familiares para cometer atropellos, una persona abominable, esa persona es nada más y nada menos que… el Vale, el cual se robó el pavo que criamos en casa, y lo trajo a la cena, ese que está en el centro de la mesa no es un pavo sino parte de nuestra familia, de mi familia, ese es mi único hermano.
Todos se quedaron perplejos con tal declaración y el Vale cabizbajo, desmoralizado sin poder hablar.
La abuela al ver el barullo y la gran confusión tomó la palabra, mientras los padres de Tomas trataban de evitar la intervención de la abuela, pero ella le aclaró al pequeño:
-oye, las cosas no son como tú piensas, ese pavo ciertamente lo trajo tu tío, pero no se lo robó como tu dices, sino que se lo compró a tus padres los cuales no tenía dinero para comprarte la ropa de navidad y con ese dinero estas vestido tu ahora.
El niño se lanzó del sofá y salió corriendo a toda prisa entrando en una habitación y se desgarró la ropa, la lanzó al pasillo y llorando les dijo a todos:
-tráiganme a mi único amigo, a mi hermano, ahí tienen su estúpida ropa que no me la vuelvo a poner jamás.
Cada uno de los familiares trató de hacer reaccionar al pequeño Tomas que estaba totalmente reacio y no aceptaba explicación de nadie, solo quería a su hermano el pavo de regreso.
Algunos prometieron comprarle un pavito para que lo criara, pero Tomas solo quería a su hermano.
Desde entonces la ciudad de Santo Domingo de Guzmán es recorrida día y noche por un pequeño anciano que anda totalmente desnudo y con un pavo cargado al cual considera su único hermano.
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