Viaje a las Estrellas
Yo era un joven creyente. Tenía dudas, como todos las hemos tenido, pero siempre volvía a creer en Él. Recuerdo claramente una noche solitaria en uno de mis momentos de dudas más fuertes, la noche era muy oscura y estaba lejos de las luces de la ciudad. De pronto miré al cielo y me pregunté ¿cómo es posible que todo esto exista sin que alguien lo haya planificado y creado detalladamente dentro de algún plan divino? No tenía respuesta. Si no podía explicarme cómo todo lo que nos rodea existe, para qué existe y qué rol jugamos dentro de este universo, debía seguir creyendo en Él, la única explicación satisfactoria.
A medida que el tiempo nos va haciendo dejar atrás nuestra primera juventud, vamos creándonos imágenes y modelos del mundo con el que nos corresponde interactuar. Desgraciadamente el mundo cotidiano en el que nos desenvolvemos no incluye mucha divinidad, por eso, cada vez más, mis dudas fueron creciendo, principalmente porque Él no formaba parte de mi interacción con el mundo. Recuerdo un viaje en barco cuando ya estaba dejando de lado la primera adolescencia y me encontraba en otro momento de dudas. La inmensidad del mar me conmovió. ¿Cómo podía existir todo ese mundo fuera, tan lejos (de mi ciudad) y tan cerca (en mi propio planeta) sin que alguien lo hubiese creado, y luego dirigido su creación hacia una evolución y comportamiento tan perfecto y armonioso? Una vez más mis dudas desaparecieron y volví a reencontrarme con Él.
Cuando eres adolescente el mundo te envuelve con sus luces de colores. Descubres al sexo opuesto, descubres compañeros y te descubres y te reinventas a ti mismo. Toda esta fanfarria exterior te cambia tus modelos del mundo, los que comienzan a incluir temas como popularidad, modas, aspecto físico y envidias. De pronto te das cuenta que una vez más te has olvidado de Él. Él no te puede ayudar a ser más popular, a conseguir más amigos ni a conquistar más mujeres y no lo necesitas dentro de tus nueva vida, hasta que algún hecho trágico te lo trae de vuelta. En mi caso fue un accidente el que mató a varios de mis amigos, y que perfectamente podría haberme incluido. De hecho fue una casualidad la que me obligó a quedarme en casa esa noche y no acompañarlos. ¿Cómo le libré? ¿Cómo me agarré esa gripe salvadora justo esa noche? ¿Fue todo una coincidencia o fue parte del plan divino ya trazado para mí, y escrito antes del tiempo? No había otra respuesta posible, Él estaba de vuelta, Él me salvó. En realidad Él ya había decido salvarme y mi salvación estaba ya predestinada, era sólo que yo me estaba recién enterando de su plan.
La cadena de pensamientos de ese momento me llevó a tomar la decisión de dedicar mi vida al servicio de Él. ¿Cómo se hace eso? Debía convertirme en una de sus ovejas líderes, aquellas ovejas que dirigen al resto de las ovejas. Terminados mis estudios secundarios me inscribí en el seminario, dispuesto a consagrar una vida a su servicio y, más aún, convencido que ese camino ya estaba escrito para mí en el plan divino, y que yo sólo podría ir leyéndolo a medida que los días hacían avanzar las páginas de mi destino.
Las ovejas líderes maestras nos enseñaban a las ovejas aprendices de líderes a ser sumisas con ellos y autoritarios con las ovejas del rebaño. No soporté esta dualidad. Realmente dudé que las ovejas líderes maestras tuviesen una comunicación tan directa y tan diferente con Él a la que yo podía tener en ese momento, como para darles más autoridad y poder de decisión respecto a temas valóricos, e incluso de contingencia nacional. No creerían la forma en que esas ovejas líderes dirigen temas nacionales aún en nuestros tiempos. Frente a hechos mundiales ellos decidieron cuál era la mejor posición a tomar como país e influyeron de tal forma en los políticos de la época que finalmente toda una nación estaba alineada con su pensamiento. El rebaño completo estaba preparado, desde su niñez y casi sin saberlo, para seguir a estas ovejas líderes. ¿Han asistido alguna vez a una ceremonia religiosa? ¿Han observado al rebaño repitiendo frases memorizadas en algunos puntos preestablecidos de la ceremonia? Se los aseguro: eso nos condiciona desde que empezamos a crear nuestros modelos del mundo a escuchar sus voces y actuar de acuerdo a sus planes. ¿O son quizá los planes de Él hablando por las bocas de estas ovejas líderes? Mi respuesta en ese momento fue un rotundo no.
Dos años de mi vida soporté esa dualidad. Finalmente abandoné el seminario para entrar a la universidad a estudiar una carrera y buscar un lugar dentro del rebaño. Algo bueno tuvieron esos dos años, la autodisciplina aprendida me fue muy útil para terminar mi carrera y obtener un título universitario. Me transformé en abogado, un abogado que aún creía en Él, pero ya no más en las ovejas líderes que decían hablar por Él y que fríamente intentaban dirigir el destino de nuestro mundo. Yo no caería en su juego y, más aún, dedicaría gran parte de mis esfuerzos a desenmascararlos y mostrar al mundo que cada oveja puede ser su propio líder y tener una línea directa con Él.
Las cosas no se dieron como las había planificado. En mi profesión los primeros años que ejerces tu carrera suelen ser los más difíciles, ya que debes hacerte de un nombre. Debes ser tan bueno que el resto de los abogados sólo escuche tu nombre y tiemblen al enfrentarse a ti. Bueno, este esfuerzo consumió la mayor parte de mi tiempo y me olvidé de mis aspiraciones de desenmascarador e inspirador del resto del rebaño, de hecho me volví a olvidar de Él por varios años.
Cuando uno es joven la muerte es sólo una palabra. A medida que los años pasan por tu cuerpo comienzas a percatarte que este fantasma es real y que cada día se acerca más el momento de verle la cara. ¿Qué va a suceder en el momento de mi muerte? ¿Dónde me llevará este fantasma? Uno siente miedo a lo desconocido. Recuerdo un viaje de negocios, volando sobre un paisaje nublado. ¿Han visto las nubes desde arriba, cómodamente sentado en un avión? Es la imagen más cercana al paraíso de las novelas y cuentos de nuestra niñez. ¿Qué me pasaría si el fantasma de mi muerte no me lleva hacia ese paraíso? No podía ni imaginarlo y el miedo me hizo volver a buscarlo a Él.
Comencé a asistir periódicamente a las ceremonias religiosas. Como ya no creía en las ovejas líderes yo no seguía la rutina de repeticiones de memoria junto con el resto del rebaño, sólo asistía para sentirme un poco más cerca de Él. En realidad no sé por qué me gustaba ir a esas ceremonias para sentirme cerca de Él, quizá sólo era la ambientación del lugar, o los rumores de la gente orando o cantando, pero en esos templos hay algo que te ayuda a concentrarte y puedes dedicarte a pensar y hasta (eso al menos creía yo) comunicarte con Él.
Cuando decides crear una familia las distracciones aumentan. Comencé a reemplazar mis idas a los templos por paseos familiares, salidas al cine y reuniones con amigos. La tranquilidad de ese período me satisfacía, pero sin darme cuenta mi vida se volvía cada vez más superficial, y ya casi no pensaba en Él, ni en mí, ni en las preguntas que me acompañaban durante toda mi vida. El tiempo transcurría cada vez más rápidamente, y yo sólo era un observador, no un protagonista de mi propia vida. La vida así era demasiado fácil y tuvo que ocurrir otro quiebre para volver a dedicar mis pensamientos a los temas importantes (¿lo son?)
El terremoto más grande de las últimas décadas sacudió mi ciudad y casi perdí uno de mis hijos. El sólo pensar que podría perder a alguien de mi familia me atormentó durante varios días. Lo tomé como un regaño directo de Él que me decía: “te has olvidado de mí, esta fue sólo una advertencia, pero la próxima va a ser peor”. Desde ese momento decidí educar a mis hijos dentro de Sus enseñanzas. Era muy difícil enseñarles a mis hijos las enseñanzas de Él y, al mismo tiempo, negarles la validez a las ovejas líderes, me reconcilié entonces con las ovejas líderes y comenzamos a asistir a las ceremonias junto al resto del rebaño.
Los años siguientes fueron de conformismo. Éramos felices porque no nos cuestionábamos nuestra felicidad. Si crees ciegamente (eso que las ovejas líderes llaman fe) en lo que te dicen, sólo continúas viviendo y haciendo lo de siempre.
Cuando te acercas a la vejez tu mente empieza a jugar más. Te entretienes imaginando cosas y suponiendo que pueden ser verdad. A esa altura de la vida ya no tienes nada que perder ni nada que demostrarle al mundo. Al contrario de lo que había pensado toda mi vida, mi camino a la vejez estaba haciendo funcionar mi mente más que los últimos años, y de formas muy agradables. Comencé a ver las cosas desde otros puntos de vista. Una vez más mis modelos del mundo estaban cambiando, era increíble a esa altura de la vida, pero estaba sucediendo realmente. Creo que una persona es de mente abierta cuando está dispuesto a aceptar que sus modelos del mundo cambien, y que es un genio cuando él mismo intenta cambiarlos, probando combinaciones de explicaciones del mundo que le satisfagan más que las anteriores. Eso me estaba sucediendo y no podía detenerlo. En realidad no deseaba detenerlo, porque me gustaba mucho. Era inevitable que ese estado mental me llevara otra vez a dudar de Él.
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Nota del autor:
Estimado lector, mi intención al escribir este cuento no es más que relatar una historia ficticia que pueda provocarte momentos de distracción y esparcimiento, y en ningún caso pretendo discutir aspectos religiosos, históricos, políticos ni menos filosóficos. Si sientes que lo hasta aquí sucedido en la historia narrada te incomoda, y crees que los hechos desencadenarán en un final con el que no concuerdas, te recomiendo leer el final número uno, quizá está escrito para ti. Si, en cambio, los temas tratados no te han molestado, puedes pasar directamente al final número dos. Ahora, si eres tan curioso como creo, puedes perfectamente leer los dos, y disculpa esta intromisión, pero debía prevenir acerca del objetivo de este cuento.
*** Final número 1 ***
Fue justo en ese momento en que volvía mirar al cielo nocturno y todas mis dudas desaparecieron.
*** Final número 2 ***
Ahora comprendo mejor la sumisión que las ovejas líderes maestras nos intentaron inculcar. El cuestionamiento de lo establecido es totalmente contradictorio con la fe tan necesaria para ellos y su control del rebaño. La fe es el pegamento que mantiene firme tus modelos mentales que resuelven las preguntas básicas de la vida humana (¿u ovejuna?).
La casualidad me llevó a esas alturas de mi vida al mismo lugar en donde miré el cielo nocturno y resolví mis primeras dudas de niño. Otra vez el cielo estaba lleno de estrellas y la luna escondida en algún lado, permitiendo al cielo revelar su millón de puntos gigantes que no podemos dejar de mirar por horas. Fue inevitable que la misma pregunta de mi niñez apareciera en mi mente: ¿cómo es posible que todo esto exista sin que alguien lo haya planificado y creado detalladamente dentro de algún plan divino? Mi experiencia, mi estado mental de los últimos tiempos y mi pérdida a los miedos me hicieron encontrar la siguiente respuesta: “no lo sé”.
Es muy difícil de explicar cómo me sentí en ese momento. Creo que la palabra que mejor lo describe es alivio. Tenía una respuesta que me satisfacía plenamente y encajaba perfectamente con mis nuevos modelos del mundo. Era tan simple. ¿Por qué no se me ocurrió antes? ¿Por qué tenía miedo a aceptar esa respuesta? Creo que nos asusta mucho vivir en un mundo en el que no podemos explicar todas las interacciones y necesitamos creer que hay alguien dirigiendo los hilos del destino. Imaginen toda la inmensidad del universo, con toda la complejidad y variabilidad que contiene, guiándose sola, sin una mente que la dirija. A mi me provoca vértigo. Ahí parte la necesidad de explicar el mundo. Ahí parte la creación de nuestros modelos. Ahí parte la creación de Él y ahí comenzó en mí su destrucción.
No culpo a nadie más que a mí mismo de todos los años de mi vida desperdiciados. Existen ovejas líderes de muy buen corazón y que creen ciegamente (¿otra vez la fe?) en lo que hacen. Sólo a veces me pregunto qué hubiera ocurrido si mi respuesta de niño hubiese sido la que ahora encontré. ¿Estaba yo preparado para enfrentar al mundo con esa visión? ¿Estaba preparado el mundo para enfrentarme a mí con esa visión, o me hubiera dejado de lado?
Mientras el mundo avanza y yo sigo envejeciendo, el hombre va entendiendo cada vez más y va creando nuevos modelos del mundo. Ahora estoy dedicado a eso, a buscar nuevos modelos que me ayuden a entender un poco más este mundo. Ya tengo algunas respuestas a mis preguntas recurrentes, y que me satisfacen mucho más que la intervención divina. Esta búsqueda constante de nuevos modelos me ha hecho incluso cambiar la respuesta a las preguntas que siempre me atormentaron. Ahora prefiero responder: “aún no lo sé”.
Jota
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