el pánico invisible exhalaba sus alas por la nariz de la noche. sin cabello, escondido en la gorra de mazapán.

las pisadas de francotirador olían la piel de reptil. el agua respiraba en goteos de lavabos.
senos postizos con pestañas elegantes.
portafolio. guantes. amnesia. lentes de sol.
el jadeo de fondo repetible, comía las fotografías en el hoyo de la mente. el sonido gélido del timbre de las 3:00pm.
el atardecer fúnebre juzgaba con el filo de sus ataduras. amordazando el espacio. los labios de cera magnificaron la sensación del dormido. en el cielo de los confundidos.

saltaron en el cráter de sus elixires. dejando huella inmortal en las arenas de su festival. latigando su infeliz explosión en las pinturas rupestres de su galaxia. perdiendo pulso, los focos cerraron sus ojos y todo penetró.
las manecillas que abrían la puerta de sus ventanas, atrasaron las lágrimas del tiempo. punzo cortantes rellenas de viento.
en la compleja situación del murmuro de los árboles; sensible a los fluidos calientes.
castigando el sobrepeso, saltó en el reinicio. manchado de sábanas, descubierto en las estrellas de la avenida.

copiada en la minifalda, con bigote y sombrero. lo labial perfumó la entrada de muérdago...sombra transformada en las puñaladas con un rimel de metal. descendieron las campanas y aplastaron las palomas. el remolino en la licuadora de la alfombra no dejaba de quemar. esteroides bajo las flores de seda y calzones de animalitos. una nuevo envuelta en papel de carnicería.

el lenguaje de la serpiente, puso los vasos, los platos y tenedores en la corriente de los desalmados sirvieron la entrepierna.
la proteína protegía los cuerpos ensangrentados.
quitándose los vidrios de las pupilas, entonó su canción de cuna.
hermosa, cubierta de algas.
tomando su biberón, imaginando la masa de sus ojos, creó mundos en sus pequeñas inconciencias. continentes alejados de la sequedad de un cuchillo, destruían dragones y conquistaban las pistas. comida gratis y una no noción.

las miradas que terminaron las imágenes de la mancha de gis, descansaron la historia con incienso y un poco de flash.
lápices amortiguados en el recorrido de la muerte. un velo de cenicienta en el suspiro del ángel.
la tinta que caminó a la morgue con él, tomaba su mano y drenaba su tristeza.
despertó las vendas de su eternidad y pintó la recámara lúgubre de su nueva habitación. dolor y sufrimiento, óleo y acuarela.

la marea negra con ramas de tarántula cosquilleaba el corazón carcomido. la memoria del veneno oxígeno licuaba su esencia. los cascos de cabello humano gritaban en otro lenguaje. torturada en su nuevo morado. una nueva vida en los drenajes del gris.
un entierro no muy católico con intermitentes de caramelo.
enterrada en la cápsula azul de su nuevo purgatorio.