Y la muerte clamó su derecho...
Un sólo grito bastó para ensordecer y callar.
Y la niebla acudió a su llamado...
Un sólo disparo frío, los hizo despertar.
Y recordar que hay sólo algo seguro...
Un día en el cual, no se ha de soñar.
Fría y calma la noche, toma posición...
Y los pétalos caídos sin poder descansar,
Derraman su oscuro y ácido dolor.
Noche de recuerdos y olvidos, sólo llorar.
Te buscan a lo lejos hacia el alivio...
Sin saber que el recuerdo hallará cómo gritar.
Y tal vez la única respuesta es: olvido.
Soñar, imágenes pasadas, momentos dulces.
Gritar con tal ímpetu, que todo guardó silencio
Todo cambió, hasta el color y sus luces.
Intentar creer, que, lo que él narró nunca sucedió.
Odio, rencor, perpetúo invierno, en busca de emociones
Nacer otra vez, lágrimas robadas, hinchados ojos.
Y no forzadas, es sólo el derecho adquirido al nacer.
Único bien irrevocable, el fallecer.
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