NOVIEMBRE
¿Recuerdas noviembre con su aire enrarecido de congoja, sus frutos de sombra y alegría?
¿Recuerdas nuestra sonrisa de espasmo confundida en grumos de lágrimas,
sal fértil que agobiaba la tarde?
¿Recuerdas?
Y tu silencio arrobo hecho luz y ceniza,
olor marino en el puerto mientras una sirena dibujaba siluetas.
Silencio de adios, fuego y rescoldo,
miseria o esperanza,
meditación en la carne de las olas.
Así era aquel noviembre:
Un rumor de gaviota, un graznido de montaña
apresaba los peñazcos, pronto guijarros.
Era la voz lágrima del cuerpo, sangre del viento,
aullido de la entraña abierta.
Luz obscurecida por la lluvia, ágata encendida
en el noviembre incierto y sin preludio.
1.993, noviembre.
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Y ahora, después de noviembre, cuando estás tan patente
como el frío, como el silencio,
te acerco a un recuerdo futuro,
a la ausencia como luz temblorosa,
a la presencia lejana que aproximo
con los dibujos del dolor,
para ser conmoción, desespero por ti,
porque renazcas sin miedo,
porque estés viva con tus granadas, tus lágrimas
fértiles en la púrpura de mi entraña.
Enero 10 de 1.994, adolorido.
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Y vuelve la esperanza, eco de tu voz lejana
dicha en susurro de miedo,
pero viva madreperla en aguas de tumulto.
Vórtice de ansiedad
que te quiere vital, con sueños plenos.
Enero 11, 1.994.
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Y qué negra la visión de la tormenta:
absurda presencia llameante
quema la frágil espiga de tu sonrisa,
enardece la voraz tristeza
en el susurro de la aurora,
tu aurora púrpura,
tu sueño distancia,
Y....
hacer de la lágrima un grito y del grito una esperanza
para que los dioses tengan piedad
por un dolor que es blanco esperma,
mármol en una estampa.
!Oh, te quiero viva, aunque vueles desde la terraza que hiciste en la cumbre de la voluntad!
Te quiero viva.
Hoy te sentí viva, pálpito.
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