Acaso te sumergirías en mí,
sólo para poder ver un espejo
y mi no-reflejo de mi ombligo prolífico
mientras yo, inquieta,
pienso en estrujarte los sueños
haciendo “bang, bang”
y acariciando tu cabeza
Acaso los martes no cruzo las piernas,
y me desordeno el cabello
sólo para que voltees a oler mi angustia,
pero miras a los costados,
donde no hay vino,
donde no hay cigarros,
y pálidamente caigo de nuevo,
caigo en el asco que le da al amor,
y me restriego, despacio,
porque es placentero
Acaso crees que tu sonrisa
me amarraría en una cama,
desnuda,
contigo, con otro?,
ya tengo caries,
ya tengo rasguños en los senos
y en el capricho,
y estoy mordiendo mi almohada
Acaso no me encontraste en la plazoleta
de San Blas,
sentada, fumando,
abrazada al séquito mas sucio, y mudo,
y tú interrumpiste sentándote encima,
para mirar lo mismo que yo?
pasó un perro,
pasó la muerte,
y pasó tu roce,
el Cusco es muy pequeño,
y el mundo mas aún,
ambos sabemos que no seré una
buena ciudadana,
ambos sabemos que eres un citadino bohemio
y que además la luna contraerá mi cáncer
pero entonces,
que buscaba yo, en tu barba?
No sé.
No ser.
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