"Algo se muere en el alma cuando un amigo se va"
(Al Ilustre Don José Fernandez de la Vega Lomban, Ingeniero Naval y Almirante de la Marina española, desde 1934 hasta 1939, que fallecio en Vegadeo, en septiembre de 1992 )
Es la primavera la que me inspira tu recuerdo
Caminabas lento, ayudado siempre por el viejo baston para evitar la sorpresa de algun canto o arista imprevista; mirando el paso, para levantar la vista tan rapidamente como percibias alguna persona que te era familiar, que habia formado parte de tu pasado, del familiar circulo de aquel Vegadeo de principios de siglo y, entonces, retirando el habano de la boca le llamabas por su nombre, o por el de su abuelo! . Mas que la memoria, era el tiempo el que te jugaba alguna broma pesada , y te apresurabas pronto a enmendar el error, demostrandole que, no solo le conocias a él, sino que podias hablarle de toda su genealogia. Y continuabas lento tu paso al encuentro de tus compras matinales: alguna lata, siempre buen vino, al abrigo de ese inmemorial impermeable negro que te protegia del orballo veraniego.
Contigo caminaba no solo un siglo de historia aldeana, sino la historia de España y el exilio de muchos. Mas tarde, con los periodicos del dia en tu poder “La voz de Asturias”, “Le Monde”, “el Pais”, te sentabas en la Plaza del Ayuntamiento, junto a La Flor, para disfrutar con el aperitivo de charla y lectura compartida. Era entonces cuando el carrusel del tiempo giraba engarzando los años caprichosamente, y pasabas de 1.954 al 1.920; del 68 francés al 86 español. Hablabas de historia y cultura, de aforismos y refranes, de hoy y de ayer, y lo que es mas grande, del mañana!; del proximo verano, de esas Fiestas del Quince de agosto, de la procesion de la Asuncion, que inaugurabas cada año vestido de blanco inmaculado, con tu gorra de almirante que pausadamente, en intimo rito liturgico, te quitabas al paso de la Virgen. Esa ceremonia secreta, a la que acudias como si de un cortejo de timido amante se tratara. Mas tarde ,y antes de entregarte al pantagruélico almuerzo familiar seguido de la siesta, ya advertias que pasado el Quince se escapaba el verano, y que habia que llenar el proximo con nuevos proyectos , y.... hablabas de volver a Mondoñedo; del otoño de Paris; de vivir en Vegadeo, del “Menosprecio de Corte y alabanza de aldea”; de la mar; de las puestas de sol y de las cebollas rellenas. Contigo, el ciclo de la vida recomenzaba y con él amanecia el futuro y la esperanza del nuevo verano.
Si algo importante quedara por decir, nunca me perdonaria que fuera olvidada la caracteristica mas importante de tu magnifica personalidad: la intensa y fuerte vitalidad que irradiabas; esa vida que lejos de evadirse ofrendabas. Eras de esas personas que en su vivir entonan diariamente un canto permanente a la vida. La fiesta significo para ti un importante argumento para vivir. La alegria nunca te impidio atender las responsabilidades de ese vivir. Eras ante todo un hombre de palabra, que cumplias con la misma puntualidad con la que asistias a toda celebracion, diurna o nocturna.
Paris fue tu refugio todos esos largos años que te hicieron marinero en tierra, y ese obligado destierro atizo, si cabe, mas fuerte tu añoranza del Cantabrico. Veigueño de nacimiento y asturiano de corazon supiste fielmente acudir a la tierra que te vio nacer.
Hoy, octogenario ya tu barco ha quedado anclado y fondeado en ese mar que tanto añoraste y para el que tu corazon echo tantas veces amarras de nostalgia.
Descansa en paz y vive aun en la memoria y el corazon de las personas que le amaron
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