Fue un día de noviembre, ¿recuerdas? Tú estabas sentada en ese paradero esperando no sé o no recuerdo bien que bus para irte a la universidad, llevabas unos pantalones de color blanco y una blusa celeste, tu mochila roja desentonaba con la ropa que traías puesta. Como me reí cuando se te cayeron algunos lapiceros mientras buscabas el monedero, te vi entrar en desesperación y creo que fue en ese momento que me apiadé de ti. Nuestras miradas se cruzaron mientras te ayudaba con un borrador tipo lapicero y un bolígrafo de metal, aun recuerdo bien los stickers de corazoncitos pegados en el borrador; tus ojos eran marrones, avellanados, no quitaste tu mirada de la mía.
De casualidad íbamos en la misma dirección, tomábamos el mismo bus, tú a tus clases y yo al trabajo, coincidencias de la vida ¿no lo crees? Nos sentamos juntos y conversamos todo el camino, no podía quitarte la vista de encima y a mi parecer a ti te gustaba que llamaras tanto mi atención, nunca me lo dijiste pero creo que era así. Carolina, ese es tu nombre, y cuando me lo dijiste con esa sonrisa picara sentí que me derretía, no te rías, es la verdad. Fue una lastima el tener que bajarme de ese bus, aun cuando lo hice 8 o 9 cuadras después del paradero en donde debía bajarme, el papel en el que me diste tu numero de teléfono aun lo guardo, lo tengo en un cajón como un tesoro, aun huele a la tinta perfumada con el que lo escribiste, ¿o es que yo tengo grabado ese olor todavía?
Te he llamado muchas noches desde nuestro primer encuentro, largas conversaciones que duraban casi toda la noche de los noctámbulos, a veces hasta los pajaritos nos han sacado de nuestro trance y nos han hecho decidir el colgar el teléfono caliente o el inalámbrico casi sin batería. Como nos hemos reído esas veces, contando historias tontas de familia o de amigos a quienes ninguno de nosotros conocería jamás. Las mascotas perdidas eran un tema muy común; bueno, tú sabes que yo solo tuve dos perros a lo largo de mis 25 años de vida, en cambio tú… si me pusiera a enumerar todos los animalitos de los que me haz contado me acabo el papel de alguna imprenta y los dejo sin remesa un par de años. También me haz contado acerca de tus enamorados, los que tuviste antes de que apareciera en ese paradero y te ayudara a recoger ese par de lapiceros. En ese sentido yo soy mas callado, casi nunca hablaba de mis relaciones anteriores solo por pensar que el pasado hay que dejarlo atrás y aprender de él para no cometer las mismas equivocaciones dos o tres veces. Poco sabes de mi vida en ese sentido, pero aun así aceptabas mis llamadas nocturnas o en medio de algún examen de vital importancia para el salvamento de tu ciclo universitario; tanto como yo abandonaba alguna reunión tan solo por escuchar tu voz detrás del auricular del celular.
¿Cuánto tiempo ha pasado desde que nos conocimos? ¿Cinco años? Ah, cuatro años y 7 meses… ¡Que bien que llevas la cuenta! Por lo menos alguien la lleva bien, sabes que no soy bueno con las fechas, como cada aniversario que pasamos juntos me reprochabas el haberme olvidado de ese 22 de diciemb… Perdón, veintiuno de diciembre, en el que te pedí ser mi enamorada. ¡Cielos! Tan solo te conocía un mes y ya te estaba pidiendo una relación. No me importó porque igual aceptaste, me hiciste feliz ese día y el día siguiente, y el siguiente a ese y así sucesivamente hasta el segundo año de nuestra relación… No me mires así, sabes que la culpa fue nuestra, nos dejamos llevar por habladurías que vinieron de gente que nada tenia que hacer con nosotros. Tus amigas te dijeron que yo no te quería, que me aprovechaba de ti; mis amigos hicieron lo mismo por su lado, me dijeron que me engañabas. Creo que fue nuestra falta de confianza el habernos dejado llevar por eso, pero ya pasó. Terminamos de una manera bastante fea, ¿recuerdas? ¿La pelea esa que tuvimos en la reunión de Víctor? Todo el mundo se ganó con esa pelea, ahora que la recuerdo quisiera retroceder en el tiempo y en vez de haber salido enojado arrojando el vaso al piso, me hubiera gustado darte un beso así me haya ganado una bofetada como varias veces hiciste después. Después de ese día nada fue igual entre nosotros, nos alejamos, nos abandonamos y nuestra relación se fue deteriorando… Qué feo, ¿no?
¿Hace cuanto que terminamos? Un año y algo más… Pero después de nuestra súper pelea nos seguíamos viendo, conversando, pero ya no había esa confianza, éramos amigos porque en fin. De vez en cuando se nos escapaba una lágrima o un beso a escondidas y terminábamos discutiendo nuevamente, recordando lo que no debíamos de recordar. Nos mandábamos muy lejos pero a los días nos volvíamos a comunicar, pidiendo perdón en llamadas inacabables, encontrándonos en la misma banca del mismo parque siempre, con las mismas sonrisas y miradas de hace cuatro años y tanto.
Hoy no ha sido la excepción, han pasado cinco días desde nuestro último encuentro y nuestra ultima discusión. No es raro que terminemos peleando, hasta a veces me da risa de lo infantiles que podemos parecer, pero analizando creo que muchas de nuestras peleas son motivo de cosas guardadas de nuestra relación y que recién nos atrevemos a ventilar. Esta mañana estuve sentado en nuestra banca, fumando los mismos cigarrillos, esperando a que aparezcas la misma incontable hora; apareciste como siempre con tus ojos avellanados y tu andar de princesa, con el cabello suelto agitándose al viento, me saludaste con el mismo beso en la mejilla muy cercano a la comisura de mis labios, te sentaste como siempre, a mi derecha y cruzaste la pierna derecha sobre la izquierda. Rebuscaste en mi cajetilla un cigarrillo que nunca te invite como siempre lo haces y empezamos el recuento de la semana que no nos vimos mientras dos niños aparecen con su niñera y juegan a la pelota en los jardines cercanos. Me cuentas el último examen de psicología que tuviste y de cómo tu mamá chocó la camioneta de tu tío Enrique por no calcular bien como cuadrarla en la cochera. Por mi parte, te comento el nuevo proyecto para el relanzamiento de una marca de detergentes y de la cual mi equipo se encargará a partir de la semana que viene, también recuerdo el reencuentro que tuve con algunos compañeros del colegio y a quien no veía hace 8 años. Me miraste con reproche, y supuse lo que vendría, no estuve equivocado, me sacaste en cara el hecho de que recordara bien el tiempo que no veía a mis amigos e incluso las fechas de algunas ocasiones con ellos pero que nunca recordé alguna ocasión especial que haya pasado a tu lado.
Como te dije, hoy no fue la excepción, volvimos a discutir por motivos que ya no vienen al caso, pero que para ti representan una falla grave. Sabes q no vivo del pasado pero aun así me haces recordar las cosas que sucedieron… Nuevamente te levantaste casi arrojándome el cigarrillo encendido en la cara y dejándome sentado sin más compañía que una paloma solitaria ocupando tu lugar. Así que esta llamada es para decirte nuevamente que lo siento, aunque suene a disco rayado, y hacerte ver que aun significas algo para mí… Y que espero poder volver a conversar contigo en unos días y evitar estos malentendidos, conversar tranquilamente… A menos que decidas levantarte de donde estemos y dejarme abandonado como muchas veces lo haz hecho, aunque no me excluyo porque yo también lo he hecho. Así que… ¿nos vemos el martes por la tarde?, ¿te parece bien? Perfecto, entonces el martes te recojo de la universidad y nos vamos a pelear por ahí… |