He caminado por mas de diez horas. Mis pies me arden, siento que las piernas no me responden. En este punto ya no distingo lo que es real a lo que no. La arena entra en mis zapatos, y siento como el desierto poco a poco correo mis pulmones. El sol ciega poco a poco mis ojos, los cuales arden por la arena. La poco agua que quedo después del accidente se comienza a evaporar; tal vez sería mejor tomarla toda a dejarla desperdiciarse.
Aun a lo lejos observo el humo negro del combustible especial del avión, y el olor a sangre aun me acosa.
Tengo demasiada suerte de estar vivo, no se que haya hecho yo, o mas bien que no haya hecho, para estar aun con vida. ¿Qué criterio usa Dios para decidir quien vive y quien no? ¿Qué derecho tengo yo sobre el niño que regañe minutos antes por haber pateado mi asiento de avión?
Ya he caminado por 15 horas, la noche ha caído, y ahora añoro el sol. Mi piel seca y áspera esta a punto de rasgarse por el frío. Puedo escuchar el sonido de los animales nocturnos, esperando el momento de mi muerte para alimentarse con mis entrañas.
El agua, o lo poco que quedaba, se ha agotado y ya empiezo a alucinar.
La tos me despedaza por dentro, me hace sentir que la garganta se ha de despedazar en cualquier momento. Ya la nube de humo se ha desvanecido en el horizonte, al igual que mis esperanzas por encontrar ayuda.
Otro día, dicen que en las peores situaciones uno no piensa mas que en sobrevivir, tal vez en sus seres queridos, y probablemente lo haría si los tuviera, y sin embargo, tuve que detenerme a contemplar la salida del sol. Nunca había estado en un clima así, por eso quise venir de vacaciones a un clima árido. De donde yo vengo el sol no es mas que una medida de tiempo, la división natural entre las 6:00 y las 7:00 PM
Pero aquí el sol lo es todo. Todo gira en torno a el. Cuando regrese a casa, juro que pintaré un cuadro sobre el amanecer en el desierto.
Tal vez con este pensamiento el viaje se aligeró. Mis piernas ya no me duelen, puede ser que me este acostumbrando al dolor.
Tal vez todo mejore, al fin de cuentas ahora que el sol ha salido, he podido ubicarme de nuevo, y aunque no se hacia donde ir, al menos es saber hacia donde está mi cabeza.
Otro día, aunque no recuerdo la noche. De hecho no recuerdo casi nada, después del accidente.
Llevo días caminando, aunque no se cuantos. Lo peor es que he estado caminando en circulos, estoy desesperado.
¡Por fin veo algo! Hay algo tirado ahí al frente.
Corro con todas mis fuerza. El bulto en la arena se hace cada vez mas grande. Es una persona tirada boca abajo. Podría estar muerto, pero no importa, tal vez tenga un radio, o al menos un poco de agua, ya que la mía se termino hace días…
Después de todo, si caminé en círculos. Caminé hacia donde el agua se terminó, hacia donde el dolor desapareció y los días y el sol y el frío dejaron de importar.
Soy yo el que está tirado muerto.
¿Y ahora?
Supongo que regresaré a casa, si es que hay algo así para mí, a pintar mi cuadro sobre el sol en el desierto.
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