VEGETARIANOS
“Los animales son mis amigos y yo no me como a mis amigos”
Entraron en la oficina de la inspectora sonriendo. Ella los inspeccionó tras sus lentes de marco grueso y antiguo y ellos notaron al mismo tiempo que su tomate hecho de canas y su aspecto radiante de tonos tierra le daba un aire estancado hace un par de décadas. Respiraron hondo y se sintieron transportados a una época de escuela, pasillos gigantes, zapatitos corriendo por cerámicas bicolor, y manitas escribiendo con tiza en pizarrones rechinantes.
Una joven pareja –pensó la inspectora Gladis- más, a medida que se acercaban; notó que no eran tan jóvenes y quizás menos excéntricos de lo que se los había imaginado: en vez de los hippies floreados que esperaba encontrar, tenía en frente a dos personas tranquilas, tomadas de la mano, vestidos de colores oscuros y ordenados: quizás el pelo de él era demasiado largo –pensó- pero estaba tomada en una perfecta cola de caballo que le daba un aire de relajo y distinción, quizás ella podría maquillarse y usar algunas joyas; más esa simpleza de ambos les daba la frescura de una edad indefinida.
- Buenas Tardes –dijo Gladis-
- Buenas tardes –respondieron los Srs. X al unísono-.
- Bien… aquí estamos –dijo el Sr. X-
- Si.. Sres. X los mandé llamar por… bueno… un pequeño eee malentendido, podríamos llamarlo, un malentendido con su hijo…
- ¿Malentendido?... –dijo Sra. X y ambos padres se miraron- Díganos.
- Bueno… como usted sabe la mayoría de los padres forman a sus hijos desde… eh, me refiero a que los hijos de las familias que asisten a nuestro establecimiento son mayoritariamente católicos. Ee cristianos…
- La escuchamos… -dijo la Sra. X mirándola atentamente-
- Me podría decir que religión tienen ustedes?
- ¿Nos podría explicar porque nuestra religión tendría que ver con el supuesto malentendido? –respondió el Sr. X con seriedad-
- No me refería a eso Sr. X… -respondió la Sra. Gladis deseando volver sobre sus palabras-
- Explíquenos entonces a que se refiere… -dijo el Sr. X.
- ¿Ustedes no son cristianos? –preguntó la inspectora-
- Pensamos que las enseñanzas de Jesús son geniales y las respetamos –respondió el Sr. X-
- ¿pero son cristianos? –preguntó nuevamente la inspectora con obvia insistencia-
- Cristianos no, pero si usted prefiere puede llamarnos jesustianos –dijo ella y ambos rieron-
- Señores… esto es serio. –comentó la Sra. Gladis mirando tras sus lentes con gravedad-
- Lo sentimos, pero no era una broma. Jesús y Cristo no son lo mismo; y respetamos bastante las enseñanzas de Jesús. –dijo el Sr. X-
- ¿Cómo que no son lo mismo? ¡Claro que son lo mismo!
- No exactamente… Cristo es una idea de salvación, Jesús puede o no ser el Cristo, más siempre será un gran profeta. –aclaró el Sr. X con calma, muy atento a la luz verdosa que parecía irradira el rostro de la Sra. Gladis. -
- No lo entiendo señores… más con lo que dicen entiendo un poco más porque su hijo ha demostrado que no encaja con sus compañeros. Le hace preguntas muy extrañas a la profesora de religión y ella está comenzando a sentirse incómoda en su presencia.
- ¿Esta poseído? –ríen- Disculpe, disculpe… es que solemos bromear bastante. Y olvidamos a veces… -Gladis con gravedad interrumpe a la Sra. X y dice:-
- No señores… no esta poseído, pero si pensamos que ha sido formado con creencias incompatibles a las entregadas por este establecimiento –dijo la Sra. Gladis con una voz grave, muy grave que puso una mirada de compasión en los Sres. X-
- Pepe tiene su derecho estudiar – respondió el Sr. X con un poco de tristeza-
- Es nuestro deber educar –dice la inspectora- y las palabras de “su hijo” están siendo un obstáculo para cumplir con nuestro deber. –y puso un énfasis en la palabra “su hijo”-
- Podría especificar… ¿cuales fueron los malentendidos? –preguntó suavemente el Sr. X, mientras la Sra. X seguía atenta la conversación-
- Su hijo ha estado comentando a sus compañeros frases que cuestionan la forma de vida tradicional… Los padres se han estado quejando… Me han llamado por teléfono, han venido a verme… Por ejemplo, hay niños que se niegan a comer carne, porque su hijo les dijo que “los animales eran sus amigos y que él no se comía a sus amigos”. No se da cuenta de lo ridículo que es eso? Que si fuera pro eso no podríamos comer nada? acaso ustedes no comen vegetales?
La señora X salió de su silencio y le dijo:
- Claro… las plantas también son nuestras amigas, por eso, tenemos un trato con ellas: al morir abonaremos la tierra para que ellas crezcan a cambio de toda la vida en que nos alimentaron.
- Me siento perdida en esta conversación… no logro comunicarme con ustedes. ¿Podrían por favor cambiar a su hijo de establecimiento?
- El tiene amigos aquí. Los profesores son relativamente buenos y nos encanta comunicarnos con usted…
- ¿Entonces?
- Sígamos un tiempo más, ¿intentémoslo? Hablaremos con nuestro hijo… ¿le parece?
- No lo sé… Quizás intentarlo por un tiempo…
- Gracias Sra. Gladis
- Hablen con él… yo los llamaré si algo… vuelve a pasar.
- Buenas tardes, -responden juntos y se ponen de pie-
Cuando la pareja estaba junto a la puerta, la sra. Gladis habló:
- ¿Podrían decirme su religión? Son Hare Krishna o algo?
- ¿Lo es usted? –preguntó la sra. X-
- No. ¿lo parezco acaso?
- Ya lo sabíamos, porque si lo fuera ya sabría que no lo somos. – respondió la sra. X sonriendo infantilmente-
- ¿podrían aclararme entonces en que cree la gente como ustedes? –preguntó con algo de desánimo.
- Ah eso es fácil! –dijo el sr. X- Creemos en la calma y la felicidad, pero no cualquier calma y felicidad…
- ¿y cuales serían entonces Sr. X?
- Una calma y felicidad que se viven… - la pareja sonrió y el Sr. X agregó-
- Buenas tardes Sra. Gladis y Gracias!.
- De nada… Hasta pronto –se encontró diciendo la Sra. Gladis-
Ella se quedó mirando a la pareja mientras abandonaba su oficina. “Que extraños” –pensaba, mientras notaba que las ganas de discutir se habían esfumado y que el día afuera estaba bastante bonito- Abrió la ventana y escuchó la risa de los niños jugando en el patio, se acercó a los cristales y vio muy cerca a Pepe… hablando con una planta…
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