“Siempre me resistiré a aceptar una creación en las que los niños son atormentados”, con esta frase nos ubicamos en el contexto de tiempo que es el punto de partida de Camus para postular sus ideas.
La Segunda Guerra Mundial, periodo lleno de fuertes experiencias en el mundo humano llevan a Camus a referirse a los elementos absurdos de nuestra existencia, haciendo renacer el problema del sentido de nuestras vidas que se manifiesta en el mal, el dolor y la muerte. Camus profundiza en el hecho de un mal existente en el mundo y se niega a cualquier solución que implique trascendencia, escapando de cualquier solución religiosa. Sísifo, quien fue condenado por los dioses a cargar una piedra hasta la cima de una montaña una y otra vez por todo su existir (Mito de Sísifo), ejemplifica la condición humana, interpretándola como Camus representa el absurdo del llegar a una “meta”, reflejando nuestro problema del sentido de vida; como también nos muestra el aún mas absurdo de nuestra vida pensando que cuando Sísifo llega a la cima y pierde su piedra al bajar de nuevo no tiene la certeza de tomar la misma piedra, así como el humano al elegir un tipo de vida no siempre sabe que piedra esta cargando, por lo tanto no sabe si es realmente “su vida” y esto también sirve para interpretar el “sin sentido” del ser humano.
Sin embargo a pesar de reflejar pesimismo, Camus no se resigna ante el absurdo y no está de acuerdo con un mundo donde el inocente sufre, demostrando una posición Humanista de ayuda a los humillados, en favor de la justicia y hacer todo por el bien de los demás, sin esperar la mano benevolente y la salvación de un Dios, sin esperar una recompensa ni un premio, por lo tanto propone rebelarse contra nuestro mal y contra Dios que es quien lo permite. De esta manera podemos relacionarlo con Nietzsche cuando se refiere al “Si a la vida”, ambos se rehúsan a una Salvación Divina, dejando la religión para débiles. Ambos ponen al hombre en un mundo doloroso y al mal reinando en la tierra.
La Fe Cristiana señala por su parte la tendencia del hombre al bien y la felicidad, poniendo en riesgo la idea del mal como predominante en el mundo, las limitaciones humanas que son parte de este mal para la Fe son quienes llevan al ser humano a abrirse a la trascendencia ayudándolo a encontrar un sentido en su vida, mas allá de su permanencia terrenal, ampliando sus horizontes.
Para la Fe el quedarse en este “vacío” rechazando una trascendencia, frustra al hombre y lo deja como esclavo del mal, asegurando la victoria de este, reflejando el absurdo de la existencia.
Sin embargo pueden darse puntos de encuentro entre ambas propuestas (La de Camus y la Cristiana), Camus al referirse al tomar en serio el sufrimiento del hombre, concuerda con la propuesta de Dios en la tierra, es el hombre quien debe ser solidario y lo de esperar ayuda divina mágicamente es una mala interpretación de la Fe, los hombres como títeres de Dios no tendrían valor alguno.
Finalmente cabe señalar que Camus no sólo se opuso al Cristianismo, sino también al marxismo y al existencialismo, increíblemente a pesar de concordar en muchos temas con estas ultimas dos corrientes (incluso perteneció al partido comunista). Esto suele ocurrir cuando el ser humano no se percata de que al final y a pesar de todo quiere el bien común y todas las corrientes a lo largo de toda la historia buscan solucionar el mismo problema del sentido de la vida, y que a pesar de su incansable búsqueda de cualquier manera queda siempre la misma pregunta inconclusa: ¿Cómo el hombre puede alcanzar la plenitud?.


Felipe Suazo
05-10-2006