Soy la luna.
Soy el satélite de mi adorada tierra.
Soy quien gira alrededor del planeta sin ningún sentido.
Entretengo a esta gran masa haciéndoles trucos.
Miles de personas mirándome a lo largo de la noche, todas las noches.
Les hago creer que soy algo mágico.
Soy venerada como si mi posición les pudiera decir algo del futuro.
Soy la cuidadora de la noche, aquel momento en que todos piensan las cosas más brillantes, inexplicables, tontas, pero, increíblemente, maravillosas.
Soy la inspiradora de las pasiones cuando bajo mi brillo los amantes se encuentran en aquel acto que, dicen, se llama “amor”.
Soy musa de cantantes, pintores y escritores que hacen notar mi supuesta majestuosidad con exageraciones ridículas sobre algo que no soy.
Soy quien les entrega a las personas ese momento de tranquilidad y paz y que, sin embargo, muy pocos aprovechan.
Me paso mi eterna noche ideando la manera de volver a impresionar a mi público.
Me paso mi eterna noche girando en torno suyo, buscando alguna compañía y lo único que he encontrado es gente enferma que, supone, existo por y para ellos.
Para algunos, debiera yo conocer el futuro de cada individuo que nace.
Para otro, yo debiera excitarlos cada noche para que tengan un momento de pasión.
No se dan cuenta de lo que realmente busco girando como una tonta, cambiando de posición y buscando desde diferentes puntos los rayos del sol.
Lo único que busco es llamar la atención de la tierra. Que deje su ruta para contemplarme a mi, que llevo años siguiendo sus pasos, acompañándola a donde fuera.
Quiero, alguna vez, un espectáculo privado para nosotros dos. Uno en que sólo la tierra pueda disfrutar de mis juegos y mi belleza y que no esté toda esa gente mirándome, creyendo que es un show para ellos.
Creo que se acerca cada vez más ese momento en que todo el mundo podrá ser disuelto en un vaso de agua y quedar sólo yo con mi adorado planeta para demostrarle que no soy ni adivina, ni musa, ni nada de lo que se ha creído jamás.
Enseñarle que, simplemente, soy alguien hecho para seguirlo, para buscar su mirada.
Ese momento llegará y será la noche más mágica que jamás nadie haya visto.
Hasta entonces, seguiré sola. Dando vueltas como si me fueran a llevar a algún lado.
Pasando mi eterna noche entreteniendo a tanta gente crédula, mostrándome desde diferentes puntos, inspirando a escritores, pintores, músicos y amantes a hacer cosas bellas.
Yo seguiré esperando. Seguiré sola girando.
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