Si averiguas que flor me hace feliz, te contestaría; si me las traes, te sonreiría, si me las das con una mirada, te abrazaría; si me hablas de ellas, te besaría, si me das un campo entero; te amaría.
Te contesté, te sonreí, te abracé, te besé, pero no te amé, porque tú, en tu búsqueda desesperada por el campo entero, viniste con las manos vacías porque no lo encontraste; por eso no te amé; el anterior también al igual que tú averiguó cuales eran, y le contesté; me las traje, y le sonreí, me las dio con una mirada, y lo abracé; me habló de ellas, y lo besé. Pero al buscar el campo entero al igual que tú se demoró y entendió que finalmente es imposible un campo de tulipanes amarillos, es por eso que mirándome a los ojos los multiplico con 3 y después por mil, y lo amé.