El centro de una margarita le preguntó al cielo: ¿Por qué la indiferencia duele, cunado amas al no correspondido?
¿A quién quieres amar intensamente? Preguntó éste.
A la flor de lis, que hace que mis anhelos se derritan y emerjan en mí lágrimas vacías. Pero no le puedo amar, porque mis lágrimas causan dolor en él y ni siquiera su amistad conseguiré.
Otra vez impertinente el cielo preguntó ¿Por qué amar al que no se parece? Y entre sonrisas en los pétalos ésta contesto alegremente: ¿No te parece que al juntarnos yo daría mi color y el su forma?
Fue ahí donde el cielo por fin logró comprender y respondió con una tierna sonrisa: Si quieres llorar, ríe; porque al reír opacas el llanto. Luego enmascarando risas confundes, y al confundir, cambias opiniones; y así el resto de las flores al verlos juntos, verán tulipanes.
Texto agregado el 06-11-2006, y leído por 84
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