Las varias acepciones de una palabra no se acercan siquiera a los miles de sentimientos y sensaciones que la misma puede despertar en una persona dependiendo del contexto; así como de ese oleaje interno de sentimientos, culpas y sensaciones que creemos tener guardaditos por allí al fondo, o pensamos tener controlados y que afloran de golpe y porrazo ante la más insignificante insinuación venida de una persona que nos re quiere y lo que es peor: con buena voluntad y tirándonos la mejor de las ondas. Así fue como me dieron hace unos días un gran empujón, un gopletazo, porque de golpecito quedó corto; cuando la mamá de una amiga con una sinceridad dulce y casi alegrándose del hecho me dijo: “estás más gordita Isela, qué linda estás... estás más REPUESTITA” ARGGGGGGGG!!!! Ideas como “estás más gorda” y “más linda” no se pueden de ninguna manera mezclar en una misma fase.
SOCORRO!!!! Pensé
Parece que quedé roja (esa oleada de sentimientos, sensaciones y culpas afloró) y en ese momento también con mi mayor sinceridad, con esa que uno anda por la vida y a veces, dependiendo de la situación le juega malas pasadas; le comuniqué a esta señora (a quién adoro), que había bajado 2 escalones en mi “ranking” de personas y que esperaba estar “horriblemente desmejorada” para la próxima vez que me viera. Así estoy ahora, dándole duro al Splenda y al yogurt, comiendo queso magro y mirando con un odio poco superable al trozo de torta que quedó en la heladera, deseando que se pudra o algún alma caritativa se lo engulla para que deje de mirarme y gritarme “cómeme”. Y quiero pensar que a lo mejor (y ojalá) si este “oleaje” de sentimientos permanece así de fuerte como hasta ahora, que de aquí a un par de meses voy a estar “hiper-des-repuestita” y lo que es mejor muy feliz conmigo misma por haber conseguido esa apariencia tirando a famélica, delgadamente fea y enfermiza de la cual doña Gladys con alegría me ayudó a recordar que me estaba alejando cada día … unos gramitos más.