Faltan 5 minutos y los iba contando con mis deditos… Silvi vamos al comedor, pero yo no podía despegar mis ojos de esas cajas inmensas que ocupaban más de la mitad de mi sala. Feliz navidad !!! Y todos en mi casa se abrazaban, yo corría directo al árbol de navidad que mi mamá y yo hacíamos 1 mes antes, me arrodillaban y juntaba mis manitos esperando ansiosa abrir esas cajas envueltas en papeles de Disney. Feliz Cumpleaños !!! Seguido de las sabias palabras de mi abuela: cada vez estas más grande y más bonita. Salíamos a comer a algún restaurant de Lima y yo lo único que esperaba era que llegara el momento de abrir esas cajas envueltas en papeles divertidos, esa era la mejor parte de mi cumpleaños. Desde niña las cosas más importantes las guardaba en sus cajitas, debe ser por eso que mi mamá siempre me decía: Silvi guárdala o guárdalo en su cajita para que no se malogre o no se rompa. Mis barbies preferidas, las que sólo las sacaba para impresionar a alguna amiga, esas, permanecían en sus cajas, poco a poco fui creciendo y olvidando esas cajas de la infancia. Reemplacé esas cajas rosadas por las de madera, eran los colores faber castell que mi papá me había regalado por mi décimo tercer cumpleaños y por supuesto una vez terminado de usarlos, iban directo a la caja. Cómo esas dos cajas tuve unas cuántas más. Cuando vienen invitados a mi casa, mi mamá saca la vajilla más fina, la que sólo la usamos una vez al año, y cómo yo, seguro que ella también lo hace para impresionar; terminada la comida, la vajilla va directo a su caja esperando ser abierta el próximo año; pero con el temor de ser reemplazada por un nuevo modelo. Aun conservo una caja de zapatos con cartas de mis amigas del colegio, abrir esa caja es como entrar en el túnel del tiempo, me río sola y siento que están a mi lado. Las cosas más importantes se guardan en una cajita, porque queremos que esas cosas duren para siempre, sacar las cosas de sus cajitas conlleva a todo un ritual porqué queremos impresionarnos cada vez que volvemos a ver su contenido, no queremos que nadie más las toque porque podrían romperse o como hago con mis cartas, queremos que cuando volvamos a abrirla revivamos esos momentos. Las cosas en cajitas son para después, son para ocasiones especiales, pero hay un problema con las cajitas, hay que tener cuidado de no olvidarnos de ellas, cuantas barbies empolvadas he botado, porque de repente algún día me olvidé que existieron, las cuidaba tanto que simplemente no me acordé donde las había puesto. Debemos de sentir el momento preciso de volver a abrir las cajitas, para que no haya necesidad de volver a cerrarlas, para poder dejar lo que está adentro, afuera para siempre; si cada vez que abrimos una de ellas nos ponemos felices, sonreímos como si hubiéramos encontrado algún tesoro y nos llenamos de orgullo, porqué no dejarlas abiertas.
Es ahí en donde te tengo ahora, eres mi cajita para después.
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