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…Y sí, qué te voy a andar diciendo, flaco, es así como te la dibujo aunque te la compliques como todo el mundo: no existiría la memoria si no fuese por las desgracias, la cosa jodida… porque atendéme una situación: vos salís antes del laburo por una cuestión equis, salís dos horas antes y ves a tu mujer caminando al lado de un tipo y justito en esa cuadra hay un hotel alojamiento; que vos al quía no lo junás y tu mujer te ve y te dice “querido, te presento al señor Pérez Castro que es un cliente…” te lo dice así nomás y fijáte que vos vas solo y ella está con Pérez Castro y que vos no deberías estar ahí y ella menos que menos que menos ¿viste? Y yo te puedo asegurar que van a pasar cincuenta años y cuarenta mil Pérez y varios Castro pero si alguien te pregunta que si conocés a Pérez Castro le vas a decir que sí, que era uno que viste un día a metros de un motel y con tu mujer, ¿me copiás, flaco?
Porque nos acordamos de San Martín, de Hitler, de Videla, de Kennedy y hasta del árbitro Codesal nos acordamos… Y eso ¿sabés por qué? Porque donde estuvo esa gente pasaron desgracias, a la historia la escriben la desgracia y los quilombos, los hijos de puta. La memoria, mi viejo, es una cosa de prevención, y es por eso que podés agarrar y entrenar un perro, porque al animal lo cagás a cadenazos para que mueva el culito y después se acuerda de los cadenazos y viene y mueve el culito.
Y sí, te voy a contar la del pibe, para que te quede bien clarita, así que no me interrumpas; le decíamos “Berenjena”, cagáte de risa, porque el hijueputa era como mezcla de boliviano y japonés, no sé qué étnica tendrá encima el Berenjena, pero lo habrás visto, redondito y oscuro, le brillaba el pelo lacio y negro, la cabeza parecía una bola de bowling y como que no tenía cuello, o sea que era algo así como una berenjena… sí, algo regordete, el hombre, y un tipo macanudo que laburaba de sol a sol; mirá, eso sí, honesto e intachable, el Berenjena y que me mee un rinoceronte si te miento.
Entonces ya era demasiado sincero, el coso, ya casi te diría que medio boludo… aunque no, che, porque estudiaba en la facultad y le iba bien y se recibió de no sé qué de la historia… un caso extraño...
Mirá lo que te digo, que un día estábamos en la fila de la cancha de Boca y se apareció un gorila en pedo y algo violento y vio que el Berenjena estaba con un faso. Le dijo, con un aliento que yo creo que si prendías un fósforo volábamos a la mierda… nada, le dijo al Berenjena “che, loco, ¿te sobra un cigarro?” Y en esa situación vos sabés qué hacer, vos sabés que o le decís sí o le decís no y además corrés el riesgo de que te caguen a trompadas… te la hago corta, porque este tipo de libreto no tiene vuelta de hoja, yo le habría dado dos cigarrillos y que se fuera a la puta que lo parió pero ¿sabés qué hizo el Berenjena? No, no te imaginás: le contestó, con el paquete de fasos casi lleno en la mano, que él estaba seguro de que en el atado venían veinte cigarrillos porque eso decía impreso y que no debería sobrarle ninguno y que además faltaban los que había pitado. Entonces ¿qué pasó?, que el grandote le dio un cachetazo que lo dejó tirado en el piso… hasta escupía sangre, el Berenjena. Pero no me vas a decir que, al fin y al cabo, no tenía razón, el pendejo… Es que algunas metáforas tenés que agarrar, yo no te estoy diciendo que tenés que hacerte poeta y ganarte uno de esos premios finos que dan a esos intelectuales rococó, ¿la tenés? Pero tampoco podés ser tan boludo, no podés…
Y era por eso que cuando salíamos con el Berenjena andábamos con el culo en las manos, porque intuíamos que en cualquier momento o nos cagaban a trompadas por alguna huevada, o caíamos todos presos, o nos agarraban los marcianos y nos llevaban a parar a la concha de su madre; y a todo esto… claro, porque en definitiva no era que salíamos a robar bancos ni a violar viejas, ¿viste? Salíamos de farra como cualquier pibe ¡la verdad, flaco!, ¡la verdad! ¿sabés las veces que lo cagaron a piñas por hablar…?
Pero hay cosas que gente como vos seguro no entiende y es que los que lo conocíamos lo queríamos y lo respetábamos y entonces siempre andábamos juntos por ahí…
Y después lo que te conté, que se recibió en la facultad mientras laburaba y se aguantaba a la vieja en la casa, que tenía como treinta mil años…
Y fijáte que en el barrio nunca pasa ni pasó nada, con los años te dejás de joder y te ponés a hacerte unos mangos; y nosotros tuvimos que buscar laburo en el centro, pero el Berenjena agarró el puesto de jefe de la biblioteca pública… Claro, mirá lo que son las cosas, un puesto que esa manga de cleptómanos vagos de la política no quería porque no se podía afanar un mango, y se lo dieron al Berenjena que además sabía de todo y atendía bien a todo cristo.
Y le iba bien, entonces, y se hizo bastante popular porque era amable y además se sabía un montón de cosas de los libros, ¿viste? Te dije que no agarraba una metáfora en la calle pero si le preguntabas cualquier boludez él se la sabía y si no, se la ponía a buscar, los pibes de la escuela lo admiraban ¡mirá lo que sería…! Porque viste que los pendejos de ahora son alérgicos a los libros…
Entonces pasó lo de la elección y toda esa mierda, flaco, y esas cosas que, insisto, vos y los como vos no entienden ni creo que entiendan en la puta vida.
La cosa era muy simple, como siempre. Teníamos al Tulio, un taradito que era ayudante del taller del viejo Gómez, que tenía una hermana que andaba con un coso de la municipalidad, entonces ese pendejo hijueputa quería prenderse a concejal… porque algunos creen que si sos pobre sos honesto, y yo te digo que si sos un vago y un pelotudo no interesa la guita que tenés; así como el Tulito había unos cuantos… La Flavia, esa tilinga que era capaz de cojerse al viejo de la farmacia por un par de pastillas, ésa también quería anotarse como administrativa municipal… el que no corre vuela, flaco, de eso vos sí que la sabés luenga, vos y ésos que tenés por ahí…
Y así como ésos, estaban los de siempre, los de ahora y los de mañana: los que tienen mucha guita y quieren más, quieren poder, quieren negocios de blableta y andar en autos muy caros… el turco dueño de las carnicerías, y el loco Sabaleta, que tenía la fábrica de zapatos, y el cura mafioso dueño del colegio más caro del barrio… ¡unos cuántos, flaco, todos igualitos…! Que se ponían de acuerdo, ¿viste? Que vos sos tal cosa y entonces hacemos tal matufia… era fácil, si vos tenías unos mangos entonces te metías en la elección, si ganabas podías hacer cualquier negocio sin que nadie te rompiera las pelotas con los impuestos y además contabas con más guita para invertir… La de la remodelación de la plaza vos la sabés, todos la sabemos, que dijeron gastar cinco veces más de lo que valía…. Total la guita era del gil, como de costumbre; y fue antes de la elección que lo agarraron al Berenjena para la política ¿sabés por qué? No, qué vas a saber, si agarrás menos metáforas vos que el Berenjena porque te importa un carajo… Lo agarraron como cara visible y para administrar los fondos: por dos cosas, una, que todo el barrio lo respetaba; dos, porque sabían que era honesto y entre ellos no confiaban, el tema de la guita ¡qué va, flaco…!
Entonces hacían fotos del turco hijo de puta sentadito en un escritorio con el Berenjena atrás rodeado de papeleta, o el cura en el patio del colegio con una panda de pibes y el Berenjena con una laptop, muy seriecito…
Es fácil, flaco, pero para algunas cosas además de tener huevos tenés que ser boludo y, por sobre todo, tener memoria para obrar en consecuencia. Vos acordáte la propaganda que hicieron con las escuelas que iban a construir, fijáte en los papeles porque está todo ahí, y que se aviven esos pelotudos, que se aviven solitos, que a ellos nunca los cagaron a trompadas por cualquier boludez…
Para la campaña tuvieron que poner plata, el turco, el loco, y el cura; unos cuantos billetes, pero parece que la tenían segura, a la elección; y además tenían amigos en la contra, como siempre, esos pactos que hacen entre ellos, vos de eso sabés, así que no te la cuento. Asimismo los piojosos como el Tulito y la Flavia y muchos más, laburaban gratis… si es que a eso de chamuyar giles se lo puede llamar “laburar”, claro.
Y ahora prestá mucha atención porque me hincha las pelotas repetir las cosas y es muy simple lo que tengo para decirte: el Berenjena vio que estos hijos de puta levantaron paredes y dijeron que iban a hacer tres escuelas, que iban al hospital con los parapléjicos hechos mierda y dijeron que qué barbaridad, que no hay apósitos ni alcohol ni maquinaria de diálisis y que ellos iban a equipar al personal con máquinas e insumos; que las plazas eran una mierda y todo eso que se dice al pedo porque nadie se lo cree. Entonces viste que ganaron la elección, y además de ponerse en pedo en los festejos y decir pavadas al periodismo parece que se pusieron con sus negocios… el turco que invirtió en un supermercado a todo culo en no sé dónde, el loco que una discoteca en la zona más cara del centro; y el cura vaya uno a saber… la cuestión fue que se olvidaron de todo y, para peor, se olvidaron del Berenjena… si yo lo vi, flaco, con estos ojos que lo vi al Tulio en un auto nuevo, a ese pendejo tarado que no tenía ni para cigarrillos, y nada, el Berenjena la hizo bien, los cagó, flaco, los recontracagó. Yo no soy policía, dios me libre, así que lo único que te voy a decir es que cuando estos pelotudos decían que estaban construyendo las escuelas y arreglando las plazas y equipando los hospitales, en realidad lo estaba haciendo el Berenjena. Falsificaba los resúmenes del banco, la guita que ellos creían tener no la tenían porque se construían escuelas en las fachadas que viste en la tele, andá, flaco, andá a ver; lo mismo que en el hospital ¿sabés cuánto vale un tomógrafo? No, no sabés, yo lo sé porque me lo dijo el Berenjena, y decíle al boludo del cura que vaya a buscarlo a la aduana, es poca guita que se necesita para el papeleo… Y claro, se les vino la noche cuando tuvieron que pagar con guita que nunca tuvieron pero que creían que tenían, a estos tipos, entonces se acordaron del Berenjena que creo yo, ahora mismo debe estar en Chile o en Bolivia, no sé… Porque si me decís que hizo algo que estuvo mal tenés razón, pero lo que no me entra en la cabeza es cómo no se dieron cuenta de que en los suburbios hubo muchos que trabajaron, mucha ida y venida de camiones, mucha gente que lo pasaba bien… ni siquiera fueron a ver qué pasaba en las escuelitas que todo el mundo vio por la tele, flaco, mirá que yo sé lo que es ser boludo, te la conté y no me hagás repetírtela, la de la metáfora… decíles a los periodistas amigos de estos tipos que vayan a verlas, a las escuelas y al hospital, no fueron porque son igualitos a ellos, y andá a saber a quién deben favores. Pero ya está, ahora habrá que ver cómo hacen para pagarla, yo no sé más que esto que te cuento, y no me vengas con que esto es un juicio y que vos sos Juez de la Nación porque yo vine porque vos me llamaste, y porque vi en la tele que están llorando como putas que un supuestamente corrupto los cagó con la guita, flaco, yo no pedí venir; y todo este despliegue de abogados sirve a tu circo pero no a mí ni al barrio, porque nadie te va a decir nada malo del Berenjena, flaco... Es que en la vida hay que saber perder, ¿viste? Y gracias a estos mafiosos llorones el Berenjena tiene una desgracia para que todo el mundo se acuerde de él, y ni falta que hace, mi viejo, ni falta que hace.

Texto agregado el 05-11-2006, y leído por 1115 visitantes. (12 votos)


Lectores Opinan
02-10-2008 bien rhoda
31-07-2008 Este debe ser hijo, o pariente cercano, de la portera de tuotro cuento, La Escalera". Muy buen monólogo y con final sorprendente. Abrazos. poirot
30-05-2008 Muy bueno. mechitagarcia
07-10-2007 Je, hablando en ese tono no sé como el juez te permitió pronunciar 2378 palabras, sin dar con el mazo. Bueno, lo que más admiro de ti, y admiro muchas cosas, es tú facilidad para crear personajes. Me impresionó el repertorio que lanzaste en tu novela, pero parece que no se te acaba, ahí sigues dibuando personas y personalidades. Este berenjena también merece mi admiración. Selkis
06-06-2007 Gestion municipal, una descripcion en pocas frases tan bien equilibradas que duelen. Tantos municipios sembrados de corruptos. Tus personajes fantasticos como siempre. Tus metaforas...que queres flaco, es un repetir y repetir siempre lo mismo. Yo lo terminaria con " es preferibleeeeee reir que llorar..." debiera ser el himno nacional de este país. Y la flor nacional no debiera ser el ceibo. No, la flor de la berenjena! buenisimo como siempre. abrazo blue_jean
02-12-2006 Puesto a elegir, de lo malo lo mejor, me quedo con el berenjena. Pero eso es cuestión de opinión y, lo concreto, es que te mandaste un Señor cuento. Quizás con algún abuso en lo chabacano, pero hasta eso te quedó bien. Adivina uno que escondés virtuosismo para pintar el cuadro con coherencia. Me quito el funyi cuando veo una carambola a tres bandas y de mashé. ergo, que vá con cinco. ergozsoft
17-11-2006 La literatura no es gratis, tiene su precio para el lector tb. Leí hace días este cuento y me tuve que ir callada, a rumiar la lectura, a pagarla con momentos de reflexión. El relativismo moral del personaje es un gran punto, sobre todo al relatarlo así, por la voz de un tercero. Obligados a tomar postura. Porque de las razones profundas del Berenjena nunca tendremos testimonio. Así como en la vida, sin espacio para discursos. Y se la deja al lector el hablante, juzgue usted. Y yo pensando... aún pensando, entre la severidad y la travesura. eride
14-11-2006 Paso de primera leída, se lo comento en la segunda... todavía me resuena ese diablazo del foro con lo de los "neopelotudos" entonces toca hacerle el paralelismo al Berenjena y a su interlocutor... o sea cuando lo haya masticado más y digerido entre las carcajadas sin ahogarme con mis propias babas, comprende? por ahora 5* luego vendré con algún alter ego maniático a dejarle el resto de estrellitas para que se limpie lo que ya sabemos... que pa eso es que nos sirven, no? JuanadeNadie
09-11-2006 ¿Metáfora? El que le roba a un ladrón.... ElPetro
06-11-2006 Si te refieres a que para que se acuerden de uno no tenemos más huevos que ser mala gente, vale. Ya lo somos. A esperar las flores. Pero en cuanto al despectivo nombre de "berenjena", por ahí ya no paso, que tengo yo brillantes "melóngenas" en mi huerta que ni el mismo sol se vistió nunca tan vistoso y transparente como ellas. azulada
05-11-2006 Ah mierda... qué cuentito te mandaste. Tuve que esperar unos cuantos meses pero valió la pena.Siempre valoro (y envidio) esa facilidad tuya para hacerme cagar de risa: desde la primera mitad fui todo risas, con lo del perrito, la memoria, las anécdotas. Y para llenarte de flores, te voy a decir que también tenes esa facilidad para hacerme cambiar de estado, ya que acabé (del verbo acabar) en las últimas líneas reflexionando. Los personajes de tus cuentos me encantan y creo que es esa la magia que tenés, son casi todos grotescos, pelotuditos que van a la deriva, y este berenjena hasta se me hizo nihilista, ja! Qué hijodeputa, che, enorme cuento. quenickpelotudotenes
05-11-2006 Y sí, indudablemente la memoria se construye un poco con dolor, pero sea también el afán de mantenerla viva, como una brasa, como una cornada. Y la Argentina lo sabe, es un país nostalgioso y está llena de metáforas y últimamente florecen los malvones... y los boludos. Un abrazo. america
05-11-2006 bueno yo ante tal papiro de modismos argentinos que muchos se me escapan saco mi propia conclusión porque para eso están los textos, digo. Cada uno los amolda a su propia experiencia porque todos pasamos por experiencias similares alguna vez en la vida, cada una particular, pero con rasgos semejantes. Esto parece más un pueblo que un texto donde sólo se oye el eco del berenjena. El berenjena, el berenjena. La gente berejena que yo conozco, que los conozco, son clavaítos a tu berenjena, a diferencia de una cosa, los berenjenas que yo conozco sí cogen las metáforas de la calle, de hecho cuando les preguntan algo sencillo y claro esas personas salen por peteneras, con lo fácil que sería hablar claro y limpio y regalar los oídos pero es una táctica de la gente berenjena que yo conozco para ver la intencionalidad de esa pregunta tan sencilla y clara porque las cosas sencillas y claras no abundan en la vida, todo está corrosivo, así que luego de un rato a la gente berenjena le dicen: detrás de esa mirada inocente tú sabes latín, y créaselo señor guy porque lo he oído con estos oídos que mi madre me ha dao. Y esa gente berenjena dice: y tú también, pero pa latín el mío, así que se va con su pregunta sencilla y clara a que otra personas se la conteste, y rezando por no encontrarse con otro berenjena que sepa latín. Ojú que me he liao pero bueno, yo me entiendo. Mi moraleja es distinta a la de io, mi moraleja es que hay berenjenas tan transparentes que son lo que son, y no dan pa más. Fiarse o no fiarse, nunca te puedes fiar de nadie na más que de tí mismo, al menos eso hago yo, que no me fío ni de mi propia sombra, y eso que es mía. Salú. cramberria
05-11-2006 Es difícil desligarse el escritor del narrador y hablar con otro, que a su vez no se sabe si es un amigo por la jerga utilizada o bien somos los propios lectores. Las tildes caen a veces en el modismo y eso nos conduce a un monólogo encubierto en diálogo. Me ha gustado esta frase "Y ahora prestá mucha atención porque me hincha las pelotas repetir las cosas y es muy simple lo que tengo para decirte:" despista y ya no sabes con quién habla y luego resulta ser un letrado, pero el sello guysiano ya lo conocemos y sabíamos que llevaba truco. Berenjena, ese color es difícil de imaginar en un rostro. La moraleja es que no te fies nunca de un medio u oriental y medio porque sale ganando, aunque aquí sea un personaje entrañable. Lo disfrute. iolanthe
 
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