Estar acostado durmiendo,
unos treinta grados de calor y sábanas sudadas,
la angustia de un futuro incierto volando en un sueño
y unas cuantas sogas de apoyo tratando de salvarte.
Despertar en medio de la noche calida,
no poder moverse ni hablar,
esperar algún gesto que calme su cara pálida,
comenzarse a desesperar.
Los pies tiesos y fríos sintiendo el pinchazo,
en su alma el miedo brillando por antonomasia,
cerrados los puños fingiendo el rechazo,
la angustia se apura corriendo por inercia.
El lazo que calla sus desesperados gritos,
le ata a tu cama, tieso, amortajado,
de los niños y los muertos, escucha sus gritos,
una fuerza le atosiga, le mantiene callado.
Esa voz le informa que no pude contrariarle,
el silencio le atrapa, le mueve y le domina ,
aunque le escucharan, nadie puede ayudarle,
su vida se escapa, corre y se extermina.
Sus ojos abiertos no sólo ven sombras,
alrededor suyo la gente le llora,
son todos, no sienten que sobra,
no escuche los gritos, ella le añora.
El cuchillo en su pecho se entierra descuidado,
hay dolor y no hay sangre, cúbrase el aroma del jazmín,
le vacían las entrañas, el martirio no esta justificado,
llore querido, sufra sin hablar, sueñe mi rostro en su jardín.
Extrañe las lágrimas de belleza en sus rodillas
no se asombre que los gritos son de afuera,
le siento doler en mi vientre, como tales maravillas,
téngalos en tu recuerdo para cuando muera.
Sienta el sopor de la vida eterna,
perfóreme el alma sin descanso y sin espera,
haga de su muerte la flor de mi caverna
concédame su vida, escúcheme siquiera.
Sé que no se mueve, estático y cansado,
es tu alma quien quiere hablarle,
atrapado, silenciado y masacrado,
deje que su esencia vuele, se desdoble.
Calme su ansiedad humana, perpetuo insecto,
estánquese dichoso, en su sopor,
déjeme ser su piel un momento, sentir sus defectos,
permítame su sacrificio, volverme su dolor.
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