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En la calle 1º de Mayo mandan ellos. ¡No, no hay ningún Don Gato entre estos!, aunque más de uno hubiera sido súper estrella de la TV. “Ángela”, la gata “Miau”, “El Ronco”, “el negro Leeb”, su hijo “Mostaza”, su otro hijo de otra madre “El Feo” , “Cola de Zorrino” más otros seis o siete gatos de los cuales no sé su nombre. Estos alternan, o sea que no son del “plantel estable”. “El Ronco” y “Cola de Zorrino” viven al otro lado de la calle, “Ángela”, “Mostaza” y “Leeb”, de éste. “Ronco se pasa todo el día en la vereda de “Ángela” jugando con ella y con “Mostaza”, saltan unos por encima de otros, se revuelcan, vuelven a saltar, ¡yo no sé que tomaron estos gatos!. En eso pasa una persona caminando por la vereda y se detiene a acariciar a “Ronco”, a lo cual él responde abriendo la boca y …….., nada, de su boca no sale ningún sonido. Cuando la persona se retira, antes de que “Ronco” se percate, “Ángela” y “Mostaza” se le lanzan encima y ¡se vuelven a revolcar en el pasto!. Ahora veo a “Feo” saltando del lote hacia la vereda, lo llaman así porque es negro con manchas marrones, es flaco, orejudo y tiene los ojos exageradamente separados uno de otro. La primera vez que lo ví me dio impresión. Él anda siempre deambulando de un lado al otro con su molesto maullido. Anda buscando una gata en celo, pero su problema es que no hay, y las que quedan están operadas (“Ángela” y “Miau”), ¡así que imagínense ustedes!. Este estropajo de gato es hijo de uno no menos feo: “Leeb”, este negro, corpulento, con los pómulos hinchados y los ojos amarillos enterrados en sus cuencas, es un auténtico matador, ¿con las gatas?, no… con las ratas; donde él vive, en el lote, hay gran cantidad de desperdicios y basura que tira la gente, lo que es irresistible para los roedores, que caen en las fauces de este veterano felino. “Cola de zorrino” lleva ese nombre porque es también negro, pero tiene una cola larga y “angorosa” a la que si le pintaran una línea blanca, más de uno se espantaría al verlo. El también cruza la calle para reunirse con los otros atorrantes, pero generalmente lo hace de noche y en cuanto escucha los pasos de algún humano, se fuga a su casa nuevamente. Me queda “Mostaza”, este colorado (que suerte que no salió negro, sino los supersticiosos del barrio ya estarían enloquecidos) es lo más perezoso que he visto, cuando lo alzan en brazos parece que no tuviera tono muscular, pues sus cuatros patas y su tronco cuelgan flameando como una bandera. Vive en su mundo y rara vez molesta. Por último me queda la gorda esa de “Miau”, ¡por favor!, ¡que gata arrogante mi Dios!, todo le molesta, todo le cae mal y ¡encima hay que cuidarse de que no lo rasguñe a uno!. Ella es la única del plantel estable que no vive en la cuadra sino que vive a la vuelta de la esquina de la Avenida La Plata. En fin, no se porque nosotros no nos podemos organizar así, cada uno por su lado, más de una vez peleando, ladrándole a la gente que pasa, aullando toda la noche, ¡no te digo yo!¡ ¡qué vida de perros! |
Texto agregado el 04-11-2006, y leído por 91 visitantes. (0 votos)
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