Soy Ángela, una gata tres colores (blanco, marrón y gris) de ojos verdes, vivo en mi casa en Quilmes Oeste, me trajeron de Ezpeleta, lugar donde me rescató una señora de la vereda cuando yo era chiquita y me tenía acorralada un perro al que a la vez yo enfrentaba bajo mi insipiente instinto felino que me decía “perro que se acerca, fus y arañazos alejan”. Recuerdo que viajé en coche de Ezpeleta a mi casa actual, mi dueño se bajaba a cada rato del auto, y yo me escondía bajo el asiento de su padre que era el que manejaba. Hoy cuando su padre viene a mi casa, yo me acerco y espero que juegue conmigo, porque me acuerdo de él, yo sé que los humanos muchas veces olvidan a los otros, pero yo me acuerdo de todos, soy así desde chiquita, así también como me acuerdo de aquél que envenenó a mi hija “Blaqui”. Ella tenía su primer celo y había atraído a todos los gatos del vecindario, los cuales a los gritos, andaban atrás de ella. Esta persona seguramente se siente infeliz y por eso no toleró nuestra “expresión instintiva” e hizo lo que ya les conté. Junto con ella tuve a “Mostaza” un baronazo todo colorado. Su padre es un negro todo negro que vive en el lote baldío que hay al lado de mi casa. Él se quedó conmigo mucho después de que me operaron. Es lo que ustedes llaman un “marido”. Seguramente vivirá en el lote hasta sus últimos días, igual que su mamá y su abuela. Volviendo a mí, vivo pendiente de todo y salto continuamente afuera a ver que pasa, pero si veo a alguno de mis dueños en la ventana corro desde donde estén y salto para subirme en el hombro de alguno de ellos. Desde hace un tiempo trajeron a un perro a vivir en el parque que está en el frente de mi casa, es un perro callejero, el muy vago, creo que es un “Akita” o algo así, sale a cada rato para ir a comer en alguna de las otras casas donde lo “consienten”. Ahora somos casi amigos. Acordamos que el nos deje circular a mi y a Mostaza tranquilos y nosotros no le tocamos ni la comida ni el agua, total, si deja algo, en una de sus tantas salidas podemos “revisar”. Pero no todo fue color de rosa, al principio se quiso hacer el bravo conmigo, tiene un vozarrón que asusta a más de uno, y es muchísimo más grande y corpulento que nosotros, pero como les conté al principio “perro que se acerca… las cosas en su lugar.