I
El capullo de sus ojos
adjudícale ternura
a la emoción de verlos,
tan simples y tan violentos.

II
Retozan mis ojos con lentitud.

La curvatura luminosa de
la lágrima que recorre el rostro, del viento
exigua debilidad.

Ante la potencia del pétalo de sus ojos.

El brillo ardiente del día atascado en su sonrisa,
terciopelo.

III
El aire se eleva, tras el
paso esquivo, que trastoca
en mis oídos, la melodía hermosa
de recordarte.
De saberte lejos, mientras te
siento en el aire, suspiro que absorbe toda tu mirada.
Y otra vez, te elevas en el aire
petrificada.
Te siento tan débil en mi mente,
sigues caminando, te vas, te vas.