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Inicio / Cuenteros Locales / Artsplexo / 3:53, una eternidad

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Se encontraba en su auto, modelo sedane, con poco uso, regalo de su padre y madre para su cumpleaños. Era de día. Se dirigía hacia la universidad, cuando prendió la radio, estaban dando su canción favorita y con la ventana abierta y el pelo al viento, se sentía especial en la transparencia que se encontraba.
Empezó la canción "Aunque no esté de moda" de Silvio Rodriguez, cuando súbitamente se acordó de que tenía que realizar la entrevista para el trabajo que el había encomendado el profesor. A toda velocidad se dirigió a la escuela de muy bajos recursos, que en ese instante se encontraba en la semana de la recreación.
Todos se encontraban en el gimnasio, viendo el partido de definición por el título.
LLegué y busqué a los entrevistados que eran una adolescente de 17 y un niño de la misma edad, eran pareja y ya los conocía de antes.
Al parecer, nerviosos y tensos por el acontecimiento que se iba a suceder, intentaron durante largo rato escaparse de mi, para que no los entrevistara. Recorrí pasillos, bajé escaleras, pisotié gente para dar con ellos, hasta que ya no pudieron escaparse de mi, aun si fueran agua en mis manos, no lo lograrían.
Les pregunté acerca del hecho, si sabían lo que sucedía y porque estaba pasando. Me dijeron que existía una pandilla en este violento barrio. Era la de las panteras negras; su indumentaria toda de negro, con una W blanca en la zona del pecho. Asustaban constantemente a la gente, llenándola de miedo y de enojo, por no poder hacerles frente y además las subyugaba, ya que ésta operaba mediantes secuestros, en donde pedían rescate, para hacerse más ricos.
En ese momento habían dos niños que habían sido secuestrados, y si no se pagaba lo que reclamaban por ellos, los iban a matar.
Ya era de noche, asi que me dirigí hacia donde la madre de los niños para ver si podía hacer algo con lo cual ayudar el destino de los pequeños. Se encontraba en la escuela del barrio; de un piso, separada por varias piezas, que servían de aulas de clases. Se encontraba con el profesor de sus hijos, hablando de como iba a hacer para pagar el rescate o sino morirían.
Cuando súbitamente, por la entrada aparecieron los niños, en cuerpo, no en mente. Habían sido asesinados, pero sólo de una manera en que el espíritu había subido a descansar, el cuerpo seguía acá en al tierra. No sabían lo que había pasado.
En medio de los sollozos, la madre les explicó el escenario. Quedaron perplejos, inanimados, sin ninguna expresión en el rostro, anonadados. No sabían que hacer si llorar, hasta no poder respirar, o seguir realizandose como si nada hubiera acontecido.
A lo que el profesor, por tratar de prestar un servicio dice:
- Por lo menos están sus cuerpos, algo es algo.

Ellos muy enojados por el comentario, comienzan a darles patadas, pero no le pueden infringir ningún daño, más que mal, son niños. Me acerco a ellos y los tomo en mi pecho, los estrecho y los consuelo, pasándoles mi mano por sus cabezas, muy amablemente como si estuviera tocando terciopelo.
Los dejo reestablecidos, apacibles, y con una esperanza de ir a buscar venganza por lo que hiceron tales villanos. Salgo de la puerta y em dirijo a la entrada del colegio.
BIP!!, casi choco por pasar en luz roja. La canción está terminando. Tengo la polera empapada de agua con un poco de sal, como si alguien hubiera llorado en ella.

Se finitte

Texto agregado el 04-11-2006, y leído por 117 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
21-11-2006 tienes talento solo haslo un poquito menos confuso felictaciones neison
04-11-2006 No se... Creo que falta conectar bien los eventos, están como "tirados azarósamente" y claro, ojalá pasar el cuento a word antes de lanzarlo... (consejo de David) Xiong_Jing
04-11-2006 Hay creatividad, aunque noto algo confuso el texto. doctora
 
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