Bajan desde mi ventana,
Mientras subo a la azotea,
Ingresan en mis mañanas
Y las oscurecen hasta mi entierro.
Canta, lloran, ríen,
Se pierden por mi cabeza,
Le rezan a un dios desconocido
Al que yo no le rezaría si quiera.
Huyo de sus arañas,
Que trepan sin mirar atrás,
Me van comiendo, ingratas,
No me dejaré alcanzar.
No duermo por la mañana,
Ni la tarde me llega a mí,
La noche ya no es mañana,
El llanto no es por ti.
Entiendo que no me tengas,
Pues esto ya lo viví,
No quiero que te pierdas,
Eres mi cabeza, mi mente, mi fin.
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