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Mi hermano esta en la casa y mi estomago empieza a dolerme de expectación, pero no de esa dulce, de cuando hay un ser querido cerca, cuando uno esta enamorado o va a recibir una buena noticia, es de esa clase que te atenaza las entrañas, mientras se espera que te den un golpe que te derrumbe, una palabra hiriente que te destroce.

La cocina parece vacía, mas yo se que el esta hay, para atormentar a la adolescente, que orgullosa, entra sin mas, no esta dispuesta a que el la venza, algún comentario hiriente sale de sus labios, ya ni si quiera me cuerdo, preferí olvidarlo. Se arma la trifulca, siento sus manos sobre mi cuello, el empujón que hace que choque con una ventana, a la vez que el cristal se rompe y cae a mis pies.

Grito como una manera de desahogo, aunque se que no voy a recibir ayuda, mi padre es el que esta en casa, se acerca furioso y me suelta una bofetada… ¿cómo se me ocurría armar semejante escándalo? Le digo que mi hermano me esta molestando, una vez mas… el imputado como siempre dice que miento, que me caí sola y mas encima rompí la ventana por mi torpeza. Noto la mirada de duda de mi padre, como siempre le va a creer, se va, prefiere dejar de tomar partido, aunque su silencio fue elocuente. Ese que tiene mi sangre, me lanza una mirada de desden y burla. De nuevo se ha salido con la suya.

Pero la impotencia y la ira, me hace reaccionar y empiezo a gritarle a nuestro progenitor, que parece perro faldero detrás de mi hermano, que es un ciego, que el hace lo que quiera con su persona…y un montón de frases hiriente que no serán olvidadas en el tiempo…lo se ya que ninguno las ha podido borrar en su memoria.

So hace que se desate la ira de mi padre, que vuelve y me tira un manotazo como de bestia herida, por las verdades y también por que es su hija la que se las dice…al final cuando todo vuelve a la calma, las lagrimas empiezan a surcar mis ojos, por toda la rabia, por no entender que fue lo que les hice para que me traten así.

Ha pasado algún tiempo desde entonces, esos encuentros siguen siendo bastantes frecuentes, están poniendo a prueba mi capacidad de contención por la “familia”. Hasta que después de una pelea especialmente fuerte, el dique se rompe…

Salgo furiosa de la casa, me dirijo a un pasaje que esta al frente, a donde una amiga (unas de las pocas que tengo), al entrar me pregunta que paso, yo lo cuentpo de manera breve. En el baño me observo la espalda, tiene la difusa marca de un zapato, el puntapié dejo su huella…de forma vacilante, me hace tomar la decisión que agradecería por el resto de mi vida.

Voy en camino a la comisaría, junto a mi amiga que ha decidido acompañarme, se lo agradezco, aunque no lo exprese con palabras. Llegamos; me preguntan sobre si soy mayor de edad, no lo soy. Así que se hace imposible implantar la denuncia, aunque de todas maneras hago una constatación de lesiones, que queda para que lo denuncie un adulto por maltrato psicológico.

Yo no tengo a nadie al cual pedir que lo haga y reflexiono, sobre cuanta gente en situaciones peores que las mía, por ser, no apta según la ley ha de quedar indefensa…

Al entrar a mi casa y decir lo que estuve haciendo, todos se quedan mirándome sorprendidos, mi padre no hace ningún comentario, lo observo. Creía que el seria el primero en reprochármelo, pero no dice una palabra cuando ve el papel que me entrego el medico, mi hermana, esa que siempre ha estado hay conmigo me dice que esta bien lo que hice, la otra que no vive con nosotros, me felicita…mi madre también hace lo mismo, ella siempre que ha podido me ha defendido.

Mi hermano en un comienzo pareció que no prestaba atención a este hecho, aunque sus actos lo desmentían, nunca ha vuelto a tocarme, aunque las palabras hiriente sean siempre parte de su vocabulario para conmigo.

Han pasado cinco años desde entonces y a veces ciento que las heridas todavía estan abiertas, aunque se esconden entre mis recuerdos, las relaciones con mi hermano han mejorado. Ahora llanamente apenas nos dirigimos la palabra. Con mi padre siguen en la cuerda floja, entre el cariño y el rencor que me produce…aunque se que el nos ama, se que el tuvo una vida difícil, que para como fue su padre con el, con nosotros ha sido el mejor, si hacemos esa comparación (su madre murió cuando era el tenia catorce años, después de no haberla visto como seis). Pero aun así los sentimientos son ambiguos, las remembranzas de buenos momentos, con los malos hacen una mezcolanza de sentimientos…las heridas aun no han cicatrizado, quizás algún día sanen, quizás algún día sea capaz de olvidar.

Texto agregado el 02-11-2006, y leído por 115 visitantes. (5 votos)


Lectores Opinan
02-11-2006 Un relato que conmueve por su veracidad y entereza. Es importante contar lo que sucede, la familia no puede ser un lugar de secretos, en el que los más fuertes abusan de los débiles. Saludo la actitud de denuncia ante terceros, ante la sociedad, es la única forma de deshacer los nudos complejos que se han ido formando con el tiempo. krasna
02-11-2006 Observo que eres una especialista en desenmarañar realidades econdidas...Muy bien relatado... churruka
02-11-2006 Un texto veráz y certero que en muchos hogares se vive y a veces de manera escondida.. Un texto real que merece mis estrellitas ************** Vilyalisse
02-11-2006 Que relatooo!!!....me puso la piel eriza, desgraciadamente ese es el caso de muchas mujeres...tu escrito se parece en parte al mio..."Mi nombre es Anna"...que fue una historia real. Amiga que hacer ante estas cosas?...no fue mi caso, pero si el de mucha gente que he visto!...lo siento mucho! y me solidarizo contigo y...pues sólo frustración me queda! 5* gfdsa
 
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