Lamento el deseo a destiempo, con tintes ficticios de urgencia. Sé bien que es una mezcla soberbia; de berrinche infantil e instinto adictivo. Una ansiedad creciente que impulsa y promueve caprichosamente, tu provocación. Una hilera de pequeños deseos que empuja mi razón; y elude las tuyas. Sé que a altos grados, nada es bueno; pero bueno... ...después de tantas pérdidas; sólo me queda conservar el instinto.
Texto agregado el 02-11-2006, y leído por 178 visitantes. (5 votos)