Paré en la juguetería de mi barrio y compré un camión rojo, de rampa y con seis autitos más, era fabuloso, pedí a la vendedora que lo envolviera en papel de regalo y al parecer vio un brillar extraño en mis pupilas ya que me preguntó si era el cumpleaños de mi hijo – Sí - respondí inspirando aire profundamente hinchando el pecho y sintiendo orgullo - Hoy cumple diez años, y es un chico hermoso y no me canso de verlo correr por el patio todo sucio, recogiendo piedras y formando caminos para sus autos, me emociono al sentir sus abrazos y cuando presiona con fuerza mi cuello, no me canso de verlo reír a carcajadas cuando lo persigo por la casa imitando al monstruo de las cosquillas, casi lloro cada vez que me besa y me dice te quiero papá, veo mis gestos en su carita pequeña, como queriendo imitarme y sin decirle nada me siento orgulloso por ello, no es el mejor en matemáticas pero el primero en arte, no sabe la tabla del 8 pero pinta con sus pinceles mágicos sin igual, lo adoro tanto que no quiero pasarle mis complejos, mis miserias, mi ateismo y mi amor por el club de fútbol de mi ciudad, quiero que él elija su destino, su forma de ser, su forma de ver la vida, pero a pesar de ello, me veo a mi de pequeño y sé que será un buen hombre… claro que se porta mal como todo niño y jode con su pelota quebrando ventanas y platos o no quiere comer zapallos italianos al almuerzo, sin embargo es un alma buena, es un niño ideal. Tarde o temprano descubrirá la cura para una enfermedad, hará la canción más hermosa del planeta o el poema que le dará el Nóbel, quizás se pintará la cara y será un payaso de un circo pobre, quizás será un bohemio porteño rodando de bar en bar cantando una canción de amor y de verdad me importa poco, lo que elija lo hará feliz y feliz estaré por su felicidad…
Después de sonreírle a la mercadera, partí, me senté en la plaza principal, abrí el papel de regalo, elevé el camión al cielo y recordé que hoy Felipe cumpliría diez años si ella no le hubiese hecho caso a su mejor amiga, si no le hubiese hecho caso a su madre, si no le hubiese hecho caso a la religión, si no le hubiese hecho caso al que dirán, hoy, no vería a mi hijo sólo en mis sueños si ella no hubiese entrado a aquella clínica, rompiendo su cuerpecito no nato de tres meses en pedazos y mi alma para la eternidad.
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