A veces te apareces en mis sueños marchitos,
te abrazo en mi cama aunque no estás conmigo...
tu dolor, mi dolor, tanto dolor he sufrido,
que ahora prefiero abrazar el olvido.

Es que al pensar que con ti pensé pasar mi vida entera
solamente siento la nostalgia placentera
de saber que no será lo que pudo haber sido
y de saber que no te quiero después que tanto te he querido,

pero no te guardo rencor aunque mi corazón está herido,
amor eternamente perdido, no te guardo rencor.

Y no importa cuanto brilles en tu bello resplandor,
hasta que no tengas luz en tu oscuro corazón
serán culpables las estrellas que se esconden en la mar
esperando que de nuevo brote blanco el azahar...

¡hace mucho que lo sé! y no te guardo rencor.

Aunque hasta yo te vi soñando sueños de metal
y las estrellas se escondieron y la luna no brilló
y fue allí que vi la noche con disgusto paternal
y también vi el gusano que tu sol y luz comió

en esa dura noche nuestra de tristeza invernal
me ataste con alambre que no supe desatar...
¡lo sentía tan duro! sólo el hambre pudo quebrarlo,
si hubiera sido masoquista me hubiera encantado,

pero no lo fui, y a pesar de lo que sufrí,
no te guardo rencor.

Fuiste mi amor, la que amé de corazón,
pero ya no siento nada y...
no te guardo rencor.