He escrito muchos textos, a los profesores o como les llaman a los maestros, en ellos he resaltado la noble labor que realizan, el buscar despertar el interés hacia el aprendizaje de niños y adolescentes y de verdad, yo que he sentido el contacto con la gente, le agradezco a dios la oportunidad de servir a través del magisterio.
Cada mañana me siento muy feliz, al ir a ver a mis pupilos, mi corazón late acelerado por el deseo de ya estar con ellos y cuando hay descansos o los fines de semana añoro a cada uno de ellos.
Pero, para mi Sólo existe uno que merece la categoría de llamarse MAESTRO.
Sí, realmente es el que tu imaginas, el que a través de su vida nos enseñó a amar a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos y que dentro de su doctrina, una de las acciones más bellas es la de brindar perdón, porque brindar perdón, significa otorgar y otorgarnos un regalo, por eso yo te pido que imites al verdadero maestro y sí tienes a alguien que odies, que desprecies o que no lo quieras, ruega por él, pídele al Maestro que te otorgue la fortaleza para amarlo en vez de odiarlo y si algo te hizo, dile al Maestro que te de la dicha de otorgar y recibir el regalo del perdón.
El Maestro del que yo te hablo, está dispuesto cada momento a brindarte sus enseñanzas y a darte lo mejor de él, es un maestro que nadie puede igualar, mucho menos superar, porque tiene la mejor herramienta para motivar el aprendizaje, esa herramienta es el AMOR.
Y sabes, si tú quieres, el MEJOR DE LOS MAESTROS, está en tí, No dejes que se te vaya.
Abre tus brazos y recíbelo.
Moja tus labios y bríndale un beso.
Yo sé que con esto tendrás el mejor regalo del más grande de los MAESTROS:
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