El perro lo miraba fijamente. El hombre habría el pan con avidez, pero sin ansiedad. Hace mucho que no probaba un sándwich de mortadela, es cierto que en sus tiempos de antaño había probado los mejores jamones, pero en sus condiciones actuales, la mortadela lisa era un manjar.
El perro esperaba su turno para el banquete, estaba acostumbrado a esperar las migajas de su amo. En realidad no era su amo, simplemente un día se había acercado a él por el interés de un hueso. Era tan vagabundo como aquel hombre.
El vago seguía su ritual de preparación, sin percatarse de las meditaciones de su aliado, por que para él, ese kiltro no era más que eso, un aliado, una ayuda frente a los delincuentes y vándalos que siempre buscaban la forma de fastidiarlo.
La mortadela se hacía resbaladiza en sus manos grasientas, pero estaba decidido a no devorársela con rapidez, quería disfrutarla. El perro miraba las manos del vago y en cada movimiento movía las orejas, ladeaba la cabeza y sostenía su mirada lastimera de animal hambriento. Recordó el día en que encontrara un trozo de asado en la basura, un trozo que su amo no había visto, pero que no dudó en arrebatárselo del hocico, para devorárselo sin miramientos, sin siquiera dejarle un pequeño trozo, ni siquiera por el derecho que le daba el haberlo encontrado.
El sándwich estaba listo, el vago lo miró complaciente, se dispuso a comerlo y se dio cuenta de la mirada del animal, sonrió burlón:
- Lo siento amigo, hace demasiado tiempo que no como algo fresco y realmente sabroso, esta vez, tendrás que esperar a que encontremos algo más, éste me lo como solito.
El perro levantó las orejas, miró agudamente el sándwich y solo pudo ver el pedazo de asado arrebatado de su hocico.
El vago se levantó furioso, pero resignado. Contempló como el animal corría velozmente ya en la otra esquina de la calle, con el sabroso sándwich en el hocico. Se dispuso a caminar en dirección contraria, en busca de más comida y talvez, otro aliado que le ayude con los delincuentes.
El perro sólo tragaba su pan ávidamente. Se propuso recorrer los basurales cercanos para encontrar su comida… no necesitaba un aliado. |