reconocía en cada espacio una abertura, un brazo rodeando un cuello, el otro la cintura, la vista abandonada seguramente en algunas de esas situaciones que se dan con consecuencia inmediata. flagelado arriba, retorcido, aplastado. frío de agua polar, pieles rocosas.
cada dos sumergía sus latidos recurrentes al sol, se encaramaba en un muro que salía de la inclinación perpendicular al paralelo del suelo. iniciaba uno que otro trazo, parpadeante la línea ausente que no decía mucho pero que recorría completamente el blanco espiral del plano manchado por un derrame de café de mocca con dos de azúcar.
había poco que decir, no suspiraba, ni siquiera se aproximaba nuevamente hacia la dirección que cambió cinco días antes. no dolía el pecho contrastando lo anterior. no dolía tampoco la caída al fondo de la semana mohosa. no dolía el prostituír constantemente el movimiento continuo de los dedos carcomidos.
sin siquiera movimiento. sin siquiera alegato absurdo de falsas especificidades obsoletas de preocupaciones más que justificadas.
-yo no te quiero- repetía malgastando letras entredientes. no hubo reacción porque puede que no debía haberla. ganaba la sábana arrugada, la almohada sugiriendo un movimiento craneano de los más típicos.
necesitaba el control sobre aquella indiferencia inesperada pero de una elocuencia increíble. necesitaba del abatimiento incansable de tardes desesperadas, ahogadas en deshoras.
decidía simplemente tirar el arraigo a la basura y quedarse con el hálito pestilente de su desolación. se enraízaba a la etérea atracción de lo inesperado, al cielo rugoso, a la comezón de tanta ciudad paralela entre uno o dos accidentes geográficos.
-yo no te quiero- le gritaba ahora más fuerte a la pendiente. ni siquiera especulaba sobre aquello, era un registro de notas ásperas acompasadas por un piano distante que marcaba una a una la señal que daba la gravedad, eco intermitente.
periferia insolada, transmisión inconclusa, desgaste, urbanización obligada. pendiente.
-yo no te quiero- todo era más obvio ahora. pero el pliegue, el quiebre que mal ocurrió, recinto indefinido, proyección inconsecuente, losa horizontal.
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