Con aire represor de tarde de sur ochentero,
En una casita oscura del sur ,
iluminada por la luz de mi madre
cantando el son de la lluvia del patio pobre.
Un televisor en blanco y negro,
“ya no te espero”, sonaba sin ser mas que un juego de palabras.

Esas tardes luego de la escuela,
las tareas de padre en abandono,
La leña tapada con los trapos de la esperanza,
El miedo a la incertidumbre,
…¿A donde van? …
Mi pequeño hermano y sus bellos ojos de esperanza,
Su humildad de niño y sus zapatillas recién lavadas…

Lo recuerdo con cariño,
una gota salada me explota desde mis primaveras,
la alegría del primer solsticio,
unas banderitas en los almacenes
los petardos y las “pequeñas serenatas diurnas”…

Las escarchas eran el recuerdo de la geografía,
esa escuela de niños sin almuerzo,
el respeto a la bandera, a los héroes de la patria,
y el mundito aquel que construimos con tan poco…
y canta “ la propiedad privada y el amor”.

Las tazas de azúcar, la ducha por partes
La lucha de las clases y “la era paría un corazón”,
Mientras una virutilla rasgaba las tablas del escenario de la vida.
¡Tanta esperanza sobre los hombros, tanto fracaso que evitar!
¡Sin un mapa! ¡Sin una puta oportunidad de saber!
¡¡¡¡¡¡ SIEMPRE APRENDIENDO A PORRAZOS!!!!!!!

Y la maldita “canción del elegido” me hipnotizó,
Y “vamos a andar”, dije, muchos me siguieron,
Ellos son los muertos de mi felicidad
Tanto sacrificio por un minuto de alegría…
… y a quien voy a culpar sino a mi mismo…
El “sistema” tiene muchos cargos, la vida es impune,
Y yo , yo sigo esperando “los días y flores”…

Cuanto camino es necesario para tomar un descanso,
Que giro debe dar una vida para saberse en equilibrio

… Y acabo por apagar, la radio, la luz, y la mente...