Me observo, apagada, ida…no me importa mi futuro, la verdad es que creo que no lo tengo, escribo poemas que me transportan a un mundo de ilusión, de mis sueño, de mis expectativas, derrumbadas no se porque…simplemente mis ideales quedan muchas veces opacados por la realidad, por las personas que dicen que son imposibles de realizar…que me tratan de tonta, ingenua, ilusa, por creer que se puede mejorar al mundo.
Cuando a mi padre le muestro, llena de ilusión, alguno de mis escritos y dice ¿en serio crees que eres buena escribiendo? ¿Quien te lo dijo? ¿Por qué no te preocupas de cosas más relevantes? Sin siquiera leerlos, ya me esta dando las expectativa de que todo lo que haga esta mal, que no valgo para nada. Y después reprocha mi poco entusiasmo sobre la vida.
Siempre que estoy sola en mi habitación y siento como esta se apodera de mi y la muerte muchas veces me tienta a ir con ella, que si va a apreciarme…veo unas pastillas dadas después de una hospitalización , de esas drogas que te hacen dormir, que en el fondo muchas veces te mantiene “bien” psicológicamente, porque evitan que piensen, porque te producen un estado de atontamiento…y cada vez que ocurre eso, pienso en la gente que creo podría lastimar mi perdida, ya que mi visión sobre la muerte, es que todo se acaba después de ella y al dejar de sentir, se deja de sufrir, pero los que padecen son los que quedan y rechazó la tentación que produce esa opción, no soy capaz de dejarlos con esa clase de desolación.
El mantra que ocupo para guiarme por la vida “nunca hagas lo que no te gustaría que te hicieran” es lo que me hace tomar de manera tajante la decisión y tirar al la basura esas pastillas que sé, que podrían cumplir mi objetivo. Yo no soportaría que uno de ellos me abandonara de esa manera, nunca podría perdonárselos.
Y vuelvo a la oscuridad de mi habitación e intento controlar las lágrimas, pensando que es lo mejor.
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