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Inicio / Cuenteros Locales / ansterisbouvier / El Mundo Místico: Isla Anacreóntica

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Un amanecer, en las profundas cálidas aguas tropicales, se podía apreciar el canto melódico de las olas que provenían del horizonte del cielo azul.
En el más allá, en un pequeño lugar del mundo se hallaba una pequeña isla a las que las doncellas le llamaban Anacreóntica.
Era una pequeña aldea decorada con el resplandor de los colores de la naturaleza que amenaban en ese humilde pueblito.
Salía el sol y alumbraba los cayos montañosos de las pequeñas gemas que amenaban en suelo sin pulir por calido y cristalino río cuando de repente...
-Splash!
Una hermosa plebeya se lanzó al río y la brisa cálida le acariciaba su esbelta figura. Sus amigas le llamaban Yassine, pero el nombre que se le había nombrado desde los mas altos olimpos, Rayne era su corona, llevada en su alma que jamás ni por el mismísimo rey malicioso que habitaba en las profundas cavernas volcánica le podría romper.
Estaba protegida por la bendición que su madre le había otorgado por medio de las diosas antes de morir.
Mientras ella se refrescaba con las frescas aguas, su mejor amiga Kayrine se había acercado al pequeño lugar donde Rayne le gustaba salir todas las mañanas a darse su baño.
-Hola!-con entusiasmo le saluda su amiga
-Buen día, que las diosas iluminen te iluminen este hermoso día.
-Gracias!
Durante la mañana Rayne y Kayrine bañaron sus almas en el cálido río que se encontraba en el pequeño y fresco bosque. Kay sentía que un sentimiento la invadía y se sentía confundida al mismo tiempo, pero le llamaba el amor.
Rayne la miraba extrañada, pero al mismo tiempo su corazón le decía que Kay estaba con una inquietud y le preocupaba lo que sentía.
-¿Te sucede algo Kay?-pregunta preocupada
-No, solo me siento cansada, eso es todo, no te preocupes.
-¿Quieres ir para tu aldea?
-Sí, creo que será lo mejor.
En unos pocos minutos se encaminaron para sus aldeas, Rayne no quería abandonar a su amiga y dejarla ir hasta su aldea sin compañía alguna, y la acompañó hasta su humilde aldea. Su madre Krystal la esperaba con una lista de recados.
-Eres tan amable Rayne, eres la mejor compañía que una plebeya como yo pueda tener.
-Para mi es un placer acompañarte y cuidarte, eres lo mejor en mi larga y trabajadora vida que he tenido.
-Gracias Rayne-le dio un beso en la mejilla.
Rayne se encaminó feliz hasta su aldea, ya que sabía que su mejor amiga estaba con sus padres.
Mientras Rayne organizaba sus cosas en su dormitorio, en la aldea de su amiga sus padres la habían regañado por ir a acompañar a Rayne en el río por largas horas, y no haber llegado temprano a la aldea a ayudar a su padre a talar árboles ya que tenían muchas necesidades. Por consecuencia la castigaron y por esta razón tendría que talar los árboles durante un mes.
Kay se sintió con el corazón en la mano, y se encerró en su dormitorio por largas horas. De repente se le hizo la aparición de un pequeño conejillo de india.
-Saludos! Mi nombre es Zalzyn, pero mis amigos me llaman Zayl.
-Hola-dijo muy triste
-¿Te sucede algo mi niña?
-Sí-dijo con el dolor en el corazón
-Anda, cuéntale a tu amigo el ratoncito.
-Mis padres me han castigado por estar con mi amiga en el Río Kazyl, y tendré que talar árboles por un mes, para traer a mis padres.
-Oh! Por los diosas! Ven conmigo, te llevaré a un lugar para que puedas consolarte.
-¿Y que lugar es ese?-responde sorprendida y sollozando.
-Es el lugar mágico de las hadas, se encuentra una fuente capaz de revelar y curar las penas.
En ese instante, Kay saltó de su dormitorio por la ventana pero llevando consigo la espada de los Templars. Zayl y Kay recorrieron un mundo sin fin, atravesando lugares desconocidos en busca de la riqueza que cambiarios su pueblo por completo.
Durante la tarde, Rayne estaba recolectando frutas silvestres para la cena. Cuando su amuleto empezó a brillar de una forma intensa, avisándole que su amiga Kay estaba en peligro. Fue de prisa hasta su aldea y le confesó a sus padres de que su querida y mejor amiga se encontraba en peligro y que debería de ir a buscarla.
Sus padres le concedieron su petición, y su padre Daykron le entregó su arco de la suerte y le dijo;
-Este arco ha tenido historia, solo lánzalo con el corazón y confía en el.
Su madre Kindra le entregó una pequeña botellita que iluminaba.
-Hija mía, esta botella te alcanzará la luz como la vida.
Rayne aceptó lo que sus padres les entregaron se fue en búsqueda desesperada por encontrar a su amiga Kay. Se fue ocultando el Sol durante el recorrido de Rayne y sentía hambre y cansancio. Encontró más a lo largo del camino una copa de cristal iluminada, la tomó entre sus manos y esta se le transformó en una pequeña y hermosa ninfa.
-Buenas noches, me llamo Zaeda, ¿y tú, a que se debe el honor? Me imagino que debes ser Rayne.
-Sí, ¿cómo sabes mi nombre?-preguntó sorprendida.
-No todas las criaturas del bosque te conocen mi niña, tienes suerte de haberme encontrado.
-Bueno, yo solamente ando en búsqueda de mi amiga Kay, ella está en peligro, pero también tengo mucha hambre.
-Me imagino, con este frío mi niña, toma pon tus manos encima de las mías.
La buena hada le había hecho entrega de comida y unos abrigos de pieles que le protegería contra el frío durante el recorrido. Zaeda decidió acompañarla ya que ella tenía conocimiento acerca del bosque y podría ayudarla a encontrar a su querida amiga. Mientras por otra parte Zayl y Kay los habían capturado unas gárgolas y los habían llevado hasta el castillo del malvado rey e impostor Kron. Llegaron las gárgolas con los apresados.
-¡Amo! Aquí les hemos traído unos intrusos.
-¡Con que intrusos! A ver pequeñitos amigos míos ¿a que se les debe su visita por aquí?
-¡Malvado! ¡Suéltanos, o toma mi alma pero la de esta jovencita no!
-¡Jajajaja! Que inocente eres mi querida criaturita, por si no sabías tu amiga Kay será mi excelente carnada para su queridísima amiga o amada Rayne.
-¡¿Amada, a que te refieres?!-pregunto Zayl asombrado.
-Por si no lo sabías, ella siente un profundo amor por su amiga Rayne desde hace unos días atrás, y ella temía que Rayne se enterara de ello. ¿Me equivoco?
-¡Responde! ¡Chiquilla insolente!- Le apuntaba con su báculo hacia su cuello.
-Pequeña mía ¿es cierto eso?-pregunta Zayl preocupado.
-Sí, desde un tiempo atrás me he sentido muy enamorada de Rayne y tenía temor de que ella lo supiera, por eso quise irme contigo Zayl para encontrar la pócima que me ayudaría a curar mis penas y las de mi pueblo y encontrar el valor de enfrentarme con mis problemas.
Luego durante el interrogatorio, el Rey Kron decidió encarcelarlos en la Torre de los Condenados, dentro de poco el sabría que llegaría el momento de encontrarse con Rayne y apoderarse del amuleto que ésta llevaba de jovencita y que poseía poderes ocultos. La ambición del Rey crecía, hasta perder el control de si mismo y haría todo lo necesario por conseguirlo para gobernar así la Isla y enriquecerse.
En el otro lado del camino, durante la noche Zaeda y Rayne continuaban su ruta para encontrar a Kay y salvar a su pueblo. Rayne se sentía con el corazón que no le descansaba, la preocupación y la tristeza se habían apoderado de ella que parecía que de pronto perdería toda esperanza.
-Ya estaremos llegando dentro de muy poco mi niña-le dijo Zaeda con voz consoladora.
-Mi alma no aguanta esta angustia, es que ¿a caso las diosas no me escuchan?
-Guarda esperanza y valor Yassy.
De pronto Rayne vio una pequeña colina que se dirigía a lo más alto del bosque. Zaeda conocía perfectamente que les conduciría hasta el Castillo del malvado Rey Kron. Escalaron hasta la cima y un gran río de lava candente se desprendía del volcán Tunkamón, cuyo hechizo fue revelado para que ningún habitante diera con el parado del Rey.
-Zaeda, hemos encontrado el castillo, benditas sean las Diosas de Kalmyn.
-Sí, niña mía, pero he aquí que aun nos falta mucho por recorrer, no es tan simple atravesar los muros de este lugar tan amurallado y lleno de criaturas peligrosas, llenas de pura maldad y sedientas de la sangre de algún individuo que se acercarse.
-¿Y como piensas romper el hechizo? Tenemos que dar paso lo más pronto posible.
En unos momentos Zaeda hizo un llamado a todas las ninfas del bosque, he aquí que todas aceptaron y realizaron el canto melódico de los Griegos antiguos que solamente podría ser cantado por cuya persona tuviera el alma exenta de maldad. En ese instante el río desapareció y las ninfas llevaron a Rayne a través del viento hasta la escalera que conduce hasta la Torre de los Condenados.
-¡Gracias pequeñas!-exclamó Zaeda con entusiasmo
-¡Adios, pequeñitas y muchas gracias!-les despidió Rayne con alegría.
Rayne y Zaeda avanzaron lo más rápido que el viento las pudiese llevar, hasta que de repente un enorme y nauseabundo minotauro se les hizo presente. Rayne inmediatamente tomó su arco e intentó dispararle pero este falló en su ataque.
-¡¿Qué quieres de nosotras, infernal minotauro?!-dijo Rayne con voz de rabia y amargura.
-Soy el guardián de la Torre de los Condenados, y nadie podrá dar paso sin mi consentimiento.
-¿Me reconoces? Soy Zaeda la ninfa de Jornám.
-Acepte mis disculpas, ninfa de los reinos de Jornám, ¿en que les puedo servir?
-Rayne esta buscando a su amiga Kay, el Rey Kron la tiene capturada y deseamos saber de su paradero.
-Síganme, esta por acá, no queda muy lejos.
Cuando subieron los empedrados y largos escalones de la torre, el minotauro usó sus grandes pezuñas y levantó una palanca de acero y las puertas con garrotes puntiagudos. Kay estaba al borde de la perdida de su alma mientras Zayl la hidrataba con el poco de agua que salía de las paredes. Rayne se acercó con la mirada llena de dolor y amargura.
-¿Qué le ha pasado a mi niña? ¡Contesta!-le dijo a Zayl con las lágrimas en los labios.
-Ay niña, el rey le tiene los minutos contados se su vida.-le dijo llorando.
-¡Maldito! Kron se las enfrentará conmigo en cuerpo y alma.
-Niña, hay cosas que no se pueden cambiar-le dijo Zayl sollozando.
En unos segundos e inesperadamente Kay perdió su aliento y cerró los ojos en un profundo silencio. Rayne con la rabia y amargura calvó su espada en el suelo empedrado, y con los ojos en el cielo sabía que las cosas iban a cambiar rotundamente para su pueblo y en su vida.
Rayne con su espada en la mano saltó por la ventana y escaló con su fuerza hasta el trono de Kron. Despacio Yassy se encaminó y encontró una rosa roja brillante, parecía que estaba encantada, esta era la razón de porque las malévolas criaturas se habían apoderado del bosque Jornám. En ese entonces se escuchó un paso que provenía de las escaleras, era Kron que acechaba.
-¿Quién anda allí?-preguntó Kron con voz de bestia.
-Déjate ver monstruo, aquí esta con quien querías encontrar.-le dijo Rayne con voz retadora.
Kron subió y se reveló, dejó ver su rostro, era un temible esqueleto rojo que casi Rayne no podía mirarle por su fealdad y mal aliento que este desprendía. Kron le vio con rabia y desprendió de su mano una descarga de energía potente y Rayne logró esquivarla. Yassy tomó la delantera y le atrapó con su espada pero Kron se la partió con sus enormes dientes, arrojándosela al vació.
-Ya no tienes salida, querida Yassy, he aquí que tienes algo en tu cuello que me pertence.
-¡Eso nunca, regrésame a Kay, malvado!
-Mm., creo que podríamos hacer un trato Yassy ¿no te parece?
-¿A que te refieres Kron?
-Me refiero que le devuelvo el alma a tu querubín a cambio de que me entregues el medallón de Orión.
-¿Me harás la promesa de que Kay estará a salvo de todo daño?
-¿En que momento piensas que he roto mi palabra?
Rayne le hizo entrega de su amuleto a cambio del alma de su amiga Kay, Kron con mirada malvada y despiadada levanto su hacha en el momento para apoderarse de su alma, Rayne mirando el reflejo de su sombra tomó su arco y flecha y se la introdujo en el medio de su pequeño corazón haciendo que este muriera de una forma desintegrarte, al este desaparecer dejo el amuleto azul en el suelo. Rayne feliz de haber derrotado al malvado Kron, recogió el amuleto, lo besó y se lo colocó en el cuello.
Rápidamente avanzó hasta la Torre de los Condenados, y aun Kay estaba en un profundo sueño, Zaeda y Zayl estaban en el cuidado de ella, Rayne lloró con amargura y desesperanza, cuando Zaeda le señalo la botellita que su madre le había otorgado antes de su partida. Rayne unció sus labios con una gota de la pócima suavemente, de repente Kay abrió sus ojos azules y sonrió al ver a su amiga Rayne.
-Mi niña bonita, cuanto me alegra que estés bien.
-Yassy, mi amor, acércate.
Un profundo ósculo se unieron las pequeñas jovencitas, en el cuál parecía eterno, las dos criaturitas sonrieron felices a sabiendas de que todo estaba en orden. Kay y Rayne se miraban mutuamente enamoradas de una manera interminable.
-Yassy, he estado enamorada de ti desde la primera vez en que te vi.
-Amada mía, eres hermosa, el amor que siento por ti es puro e inmenso.
-Rayne, ¿partimos a casa?-pregunto Zaeda muy feliz.
-Sí, creo que es muy tarde y nuestros padres estarán preocupados.
-Tenemos que encaminarnos un poco hasta la cima, para que las ninfas nos ayuden con el retorno a nuestras aldeas.
Los amigos se encaminaron hasta la cima, Rayne llevaba a Kay en sus costados para que descansara, durante el camino Zayl vio una pequeña luz que brillaba al final del puente, entusiasmados corrieron hasta alcanzar a ver lo que creían que habían visto. La Fuente de las Ninfas, apareció al final del puente, contentos la tomaron y con cuidado la llevaron a la cima del monte. Zaeda hizo el llamado de las ninfas y estas los transportaron hasta su pueblo de una forma mágica. Kay durmió en la aldea en la compañía de Rayne en la aldea de sus padres.
En la mañana siguiente sus padres se levantaron entusiasmados, al abrir la puerta del dormitorio encontraron a dos jovencitas acarameladas y juntitas en un profundo sueño. Su madre se acercó a su hija con dulzura y acarició su largo y hermoso cabello rojo.
-Mi niña, buen día, que las diosas te bendigan.
-¡Hola madre!-saludo a su madre con alegría.
-Hemos visto su buena obra durante la noche, querida hija mía, tu acción de valor en rescatar a esa jovencita, fue muy gratificante y de buen ejemplo para el pueblo, también en el jardín del pueblo se ha regresado la Fuente de las Ninfas que habíamos perdido durante tantos años.
Rayne y Kay se levantaron, para la sorpresa de ellas Zayl el pequeño ratoncito estaba durmiendo junto con ellas, sonrieron y lo despertaron, Zayl dio un salto y corrió hasta la puerta.
-¡Vengan, avancen! El momento ha llegado-dijo Zayl con entusiasmo.
Salieron corriendo hasta el pueblo, los padres de Kay estaban entre la multitud, encontraron y abrazaron a su hija y le pidieron disculpas, y sabían que su felicidad estaba en donde su corazón le guiara. Miraron al Fuente de las Ninfas crecer y las malévolas criaturas desaparecieron y reaparecieron los duendes y las demás criaturas que habían desaparecido hacia muchos años atrás. Felices cantaban villancicos y la Isla de Anacreóntica brillaba más que nunca con sus colores y todos muy felices. Kay y Rayne felices porque ya no existía peligros para sus pueblos, días después construyeron su propia aldea con al ayuda de los duendes y las ninfas y vivieron por muchos años felices.








Texto agregado el 30-10-2006, y leído por 163 visitantes. (0 votos)


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