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UN DESCONCIERTO MONUMENTAL (Primera parte)


Todo empezó en la penumbra de un bar de moda. Después de unas cuantas cervezas en varios locales diferentes, el grupo coincidió con el mayor organizador de acontecimientos culturales de la gran ciudad...

-Yo le digo que sí, que se puede vender algo sin enseñar apenas lo que vendes, eso no es tan difícil.-Decía Tesio tan entusiasmado que contagió a sus cuatro amigos.- Insinuando un mucho el producto, es suficiente, es más que suficiente.
-No. Veo que tú no conoces el mundo del espectáculo.-Le contradijo el señor Crespo mientras terminaba con su tercera cerveza.- El que paga sabe muy bien lo que quiere que le den a cambio, y es por eso por lo que paga.
-No estoy de acuerdo con usted. Nosotros somos capaces de llenar un estadio sin decir ni que música tocaremos, ni quienes somos, sólo necesitamos saber que tenemos un estadio a nuestra entera disposición para demostrar que eso es posible.
-Mira muchacho, eso no es posible.
-¿Qué no? ¿Quiere que se lo demostremos? Dijo Tesio mirando a sus compañeros ¿Qué recinto es el más grande que nos puede conseguir? ¿El monumental?
-Claro, pero…

Al filo de la media noche y tras una larga conversación regada con más cerveza de la debida, consiguieron apostar con el organizador de conciertos. Ellos cobrarían el 75% de la recaudación si lograban llenar el estadio y si ninguna persona lo abandonaba antes de que terminase el concierto, de lo contrario, él se quedaría con todo lo recaudado.

Al día siguiente el señor Crespo, sin saber como, tenía ante sí un documento firmado de su puño y letra que explicaba los pormenores de dicha apuesta. Seré idiota, pensaba para sí, en que lío me he metido. Si ese mierda de grupo no llena por lo menos una cuarta parte del estadio, eso puede suponer mi ruina, no sólo a nivel económico, también saldría muy perjudicada mi buena reputación labrada con años de sacrificio. Mierda, ahora todo esta en el aire por unas cuantas cervezas de nada, para un día que me decido a salir, si lo sé me quedo en casa.

Internet fue su principal aliado y gracias a ese mundo que sólo existe oculto tras las pantallas de millones de ordenadores, habían vendido todas las localidades del estadio de la ciudad. Los corrillos musicales así cómo la prensa especializada ayudaron lo suyo pues especulaban con los grandes grupos del momento; que si los Roice Stone, que si los Super-bang, o tal vez los Grilletes, que si los Mamuts en celo o los Cámara Sellada. La incógnita hizo que nadie se quisiese perder tan monumental y secreto concierto de no se sabía que grupo.

Habían conseguido dar el primer paso, apostaron por ellos y el milagro había sucedido. Todo vendido y en un tiempo record, pero quedaba lo más difícil.
Se pasaron dos largos meses preparando el concierto. Lo dejaron todo por hacer realidad un sueño que tenían desde niños; llenar un estadio, ellos, que a lo sumo habían tocado ante 500 personas.
Mantuvieron largas conversaciones sobre lo que tenían que hacer en el escenario para que la gente que iba a abarrotar el estadio el día del concierto quedase satisfecha con su espectáculo. También fueron tema de debate las canciones que compondrían su repertorio.
Finalmente acordaron cantar canciones compuestas por ellos mismos, pero sucedieron cosas imprevistas.
El día que precedía a la noche del concierto, los miembros del grupo junto con sus novias, repasaban una y otra vez todos los detalles del concierto. Estaban nerviosos por la proximidad de la hora de su verdad, a la vez que deseaban estar sobre el escenario lo antes posible.
La hora del inicio del concierto por fin llegó. Ochenta mil personas llenaban expectantes el estadio monumental y muchos millones de personas más estaban expectantes en sus casas pues al final hasta varios canales de televisión se interesaron por el concierto sorpresa. Las luces apuntaban sin excepción al escenario. Subió lentamente el telón y ante ellos los espectadores vieron una desnuda batería en la que se podía leer el nombre del grupo: Los sueños.
Salvo diez o doce personas que se pusieron en pie porque conocían al grupo, los otros casi ochenta mil espectadores comenzaron a cuchichearse unos a otros: que si ese nombre no lo conocían, que si serian músicos famosos de diferentes grupos y que se habían juntado para dar un único concierto, que si…que si…Muchos silbidos poblaron la pobre visión de ese solo instrumento. Salió casi de la nada un hombre vestido de pulpo. Le colgaban tentáculos, aunque en sus manos portaba las baquetas. Se dirigió entre silbidos y aplausos a la batería y tocó un solo que a muchos dejó con la boca abierta, y entre esos muchos, estaba el señor Crespo, que no se quiso perder lo que allí estaba aconteciendo.
El pulpo no se retiró del escenario y alentó a los espectadores para que recibiesen con aplausos al resto del grupo. Un Hombre vestido de robot apareció empujando un teclado, parte del suelo del escenario se levantó y apareció otro hombre, éste iba vestido de buzo y llevaba en sus manos algo que recordaba tanto a un arpón, como una guitarra. El público aún no había salido de su asombro cuando del cielo del escenario apareció otro hombre. En una mano portaba un bajo, la otra la mantenía en alto sujetando un ramillete de globos de diferentes colores. El silencio que como un manto reinaba en el estadio, se convirtió en gritos de sorpresa, de asombro, de incredulidad, cuando desde entre el público salió otro hombre vestido de extraterrestre de vayan a saber que planeta. Tasio, escondido tras ese disfraz de ser alienígena, se aproximó el micrófono a la boca, y una voz en nadie sabe que idioma, les dio a todos lo que parecía ser la bienvenida al concierto. Tasio corrió entonces hacia el escenario para reunirse con el resto del grupo. Una vez en él, presento a todos los miembros de la banda. Terminadas las presentaciones continuó diciendo:

- Nos alegra ver lleno el estadio. Deseamos que pasen una noche estupenda. Por cierto ¿Sabéis por qué nos hemos vestido así? No creáis que estos son nuestros trajes de los domingos, no, es por si fracasamos, para poder salir a la calle a retomar nuestras vidas como lo que somos, humildes seres humanos. No creáis que seríamos entonces unos cobardes por eso, no, que con soportarnos a nosotros mismos ya tendremos bastante, aunque eso no sucederá, ya lo comprobareis, eso no sucederá.

El concierto continuó con un éxito apoteósico, tanto que el señor Crespo empezó a pensar que nadie dejaría su localidad antes de su finalización.
Acabaron con todo su repertorio propio, una hora y media de concierto que se les pasó en un tris. El telón bajo y mientras ellos daban por finalizada su hazaña y se felicitaban mutuamente oyendo los aplausos de fondo, el señor Crespo anunció por megafonía el intermedio.

continuará...

Texto agregado el 29-10-2006, y leído por 118 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
31-10-2006 muy buena la narrativa, se lee seguidito y no pierdes detalle...jejeje tiene humor en las figuras de personajes que empleas...bien vamos a los otros capitulos luzyalegria
30-10-2006 Primero tengo que decir que con ese nombre (sueños) el grupo ya apunta maneras. Me ha parecido una narración tan fluida como el concierto, es decir que se me ha pasado rapidísimo. La vestimenta muy original, aunque el fin no será su fracaso, vamos.....digo yo, al menos eso parece pero tendremos que seguir leyendo la hsitoria para descubrirlo.... Te felicito.***** Claraluz
 
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