Ahora



El señor de la casa abrió el diario en la página central y sumergió la cabeza adentro, como cubriéndose de un ataque. Tratando de ingresar a otro mundo.
Igual era en vano.
Sabía.
Estaba en el teatro de operaciones de los misiles auditivos. Buscó protegerse con su sistema de defensa fónica, el escudo de indiferencia, o interceptarlos con su artillería antimisiles de oídos sordos.

- No se si te diste cuenta que el pasto esta muy alto, tendrías que cortarlo...!

- La nena necesita zapatillas, ya te lo dije la semana pasada...!

- Viste el auto que se compraron los de al lado?, y nosotros hasta cuando vamos a tener ese cacharro mugriento?

- El encargado de sacar la basura es el hombre de la casa, no?, pero acá por lo visto le gusta que se amontonen las bolsas...!

El señor de la casa levanta los ojos del texto (- los americanos continuaban bombardeando Bagdad -) y mira el día sin verlo. Su señora esposa se acerca a donde él pretende atrincherarse (torpemente), con un mate en la mano. Ofreciéndolo.
Le apoya una mano en el hombro.

- Sabes una cosa mi amor..., viste esa locuras que uno piensa...?, no se si decírtelo, pero a mí..., me gustaría morirme a tu lado... ?,

El señor de la casa aun mirando tras los vidrios. Piensa.

- Que sea ahora...