Tu blanca pasión
Anoche cuando te miraba,
sabiéndome en tu sueño,
aniquilé la distancia.
Pensaba en tu cama blanca,
bajo tus níveos senos;
me veía frente a tu imagen alba,
como la luna llena
de noviembre en Santiago;
como la nieve mágica
que arropa la cordillera
de octubre. Pero tus brazos
son tibios, mi compañera,
como ha de ser tu regazo
y es tu mirada risueña.
Y te veo desnuda
sobre esa luna de noviembre,
que es tu lecho,
con otras gráciles lunas
que se erectan siempre
sobre tu amante pecho.
Y te siento vibrante
cuando ansioso me acerco,
con el encanto del amante
que se mete en tus sueños,
para lograr alcanzarte
derrotando tus miedos.
Y en el grana de tus labios
que contrasta en la blancura,
tu jadeo me va rozando
y me atrae a la locura…
Estoy aquí, a tu lado
en tu blanca cama de primavera
y tú, rebosante sobre ella,
alba como espuma de leche
del verano triunfante,
como harina que esperas
que mis manos te amasen,
y recorran por siempre;
que mi cuerpo te ame
y mis dedos te mezclen
con la sal de tu sudor,
la picardía de tus ojos,
el anhelo de tu vientre
y el almíbar de mi amor.
Y al cateo de mi lengua,
tus labios rojos comerme
comerme tus labios rojos
y transitarte sin tregua.
Simulando el otoño
de las hojas traviesas,
que descubren tu rostro
y tu cuerpo me muestran,
sé que nunca habrá otro
que se meta en tus grietas
y al embadurnarme todo
cabal, integralmente
de tu fiel alborada,
tu harina blanca me cubrirá;
y con mis armas alzadas
cual señal del combatiente
mi fuerte te tomará;
y te haré la más amada,
deseosa y complaciente,
complacida y sonriente
mujer de cama alba
mujer de cuerpo ardiente,
pasión de luna cálida.
Ya dentro de tu cuerpo
serás mi harina templada,
seré tu panadero.
Sobre tu cama blanca
un solo pan haremos;
será más que una hogaza
en ese horno tan nuestro,
que al amor acalora,
que calienta al invierno,
que a la nieve derrota
y zahiere a mi infierno.
Y el gemido de tu sexo
lucirá refulgente,
en la luz de un lucero
que emergerá dorado,
cual semen de tu amado,
como el trigo de enero.
Mujer de cama blanca,
estrella de mis sueños,
así como me amas
deseas que sea tu dueño.
Se harina y yo panadero,
hagamos el mismo pan
con mi cuerpo y tu cuerpo.
Y esta noche cenemos
mordiendo la corteza,
la corteza mordiendo,
crujiente, en crasa entrega
de un amor tan inmenso.
A dos plumas
Sorgalim y curiche |