En memoria de Vivian, una buena amiga de mi hija Linda, que falleció hace dos días en un triste y trágico accidente. Q.E.P.D.
Buscando las palabras precisas, para descifrar este sentimiento, me tropiezo entre dos, tres, no sé cuántas lágrimas.
Aún cuando una vez conversé con la muerte; cuando creí vencer su imagen de dominio, de sombras y frialdad, hoy me acompaña la furia de saberla cierta, injusta, indiferente al tiempo, a las edades.
Mas yo sé,que detrás de ese rostro impasible, se ocultan suaves láminas de armonía;alas de eternidad y espíritu; libertad: un camino de concordia al cosmos que no muchos entienden...
Sin embargo, no puedo resignarme a ver sus años de poca historia alejarse de este mundo de presencias y voces; de vivencias concretas que nos plantan en raíces de roble sobre la tierra.
No puedo desprenderme de este sentir que se aloja en algún punto recóndito de mi pecho, que me hace llorar y perderme en una bruma de pensamientos inciertos, de tantos porqués sin respuestas.
Sé que mañana soltaré la tristeza, sin un verso que la explique. Y lo haré por ti, Vivian, y por esa joven que con tanta alegría me sumergió en tu mundo frágil, de esperanzas y sueños, construidos sobre el empeño que tenías de vivir. |