«LOS AÑOS VIEJOS»

Al abrir la caja vieja,
en la que guardaba mis secretos.
Encontré en ella una carta,
de aquellos años tan inquietos.

De cuando correteaba aquella niña,
que se miraba tan linda en el espejo.
A mi eterna enamorada,
que fue para mí, más que un reflejo.
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Tú siempre has sido más que amigo,
además eres mi confidente,
si me encuentro triste, contigo rió,
haces que la felicidad en mi sea existente.

Pero hoy me encuentro yo muy triste,
como me siento tan enferma,
en mis ojos el llanto insiste,
por favor no entristezcas que me enfermas.

El doctor me ha diagnosticado,
una enfermedad que dice ser incurable,
ya que de ella nadie sea curado
y siento en mí una cólera incansable.

Tú me has enseñado,
reír cuando el momento no lo amerita,
siento todo mis cuerpo desgarrado
y mi alma al dolor incita.

A veces me siento tan cansada,
siento mi cuerpo tan rígido y tan frió,
de ti sigo aun enamorada,
mi corazón es tuyo ya no es mió.

Pero no quisiera yo acarrearte
hacer de mi dolor una eterna compañía,
aunque aun sueño con besarte,
no te preocupes; esta angustia es solo mía.

Perdóname por contarte,
todas estas tonterías,
pero es que solo al recordarte,
me alegro y entristezco que ironías.

Por favor te pido que me olvides,
que me recuerdes
como un día me miraste en el espejo.
Por favor solo te pido que recuerdes,
los años viejos…
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Como me pide que la olvide,
aquella niña linda del espejo.
Si mi vida siempre incide,
al recordar los años viejos.

Hay… desde aquella carta no he dormido,
me siento tan triste y tan inquieto,
hace ya una década que se ha ido,
les pido por favor
no guarden esta historia en secreto.

« Salvador Ferri »