EN EL CAMINO
Muertelenta
Después de buscar miradas
en los ojos de los ciegos
los locos, perdimos la esperanza.
Después de buscar las ropas
que calmaron nuestras ansias
los locos, perdimos la elegancia.
Luego de buscar motivos
que nos llevaran a la infancia
los locos, perdimos la ilusión.
Lejos de buscar caminos
que nos devuelvan a casa
los locos, perdimos la ocasión.
Locos y dementes
Locos impacientes
perdimos los recuerdos
perdimos la razón.
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PERDIÉNDONOS
Gmmagdalena
Anuncia tu espalda,
la partida que escinde
ilusiones vividas de a dos,
¿ayer/hoy?
ya somos pasado.
No se aún en qué momento
perdimos la esperanza,
quizás cuando,
nuestras manos se abrieron
desuniéndonos,
abandonándonos a la deriva.
Abro las ventanas de mi corazón
buscando encontrar lo perdido,
negras nubes me saludan,
gorriones mueren en los aleros.
Ya no hay cielos azules
ni calandrias cantando desde
los paraísos que rodean mi jardín,
el que fuera nuestro.
Cerramos las persianas de nuestro futuro,
escribimos un cartel “Se alquila”
y mi corazón se abocó tenaz
a la búsqueda de ilusiones,
para llenar el vacío.
Otro cartel anunciaba
“Sin existencia”
el mundo pide mucho de ilusiones
el mundo pide esperanzas nuevas
y las fuentes de los deseos
rechazan las monedas de los perdedores.
Tantas palabras sin sentido
para decir que me duele.
Para decir
que me dueles
que este dolor comenzó en el instante
en que nos soltamos las manos
y nos arrastró la corriente de la vida,
perdiéndonos, sin esperanzas.
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PERDIMOS LA ESPERANZA
D-mind
sí, si señores:
“perdimos la esperanza”
la perdimos morimos podrimos
esos seres altruistas patanistas exorcistas
conocidos en el ambiente oliente letradependiente
como ‘poetas’ etas tetas putetas
siguen acá
no se han extinguido!
y nos aplastan nos mancillan
los verbos las esdrújulas y brújulas
nos mantienen a la deriva
en la ilusión en la canción
en la rima que mima y no camina
ya lo decía el tango…
“el mundo es y será una porquería…”
si seguimos en esto de la poesía
ía
ía
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IMPRESIONES
_Guerrera_
Acariciando un pasto tierno
que enmudece ante el contacto de mi manos,
arrodillada en el centro blando
de un atardecer que pare rojos
doy vuelta este día sin sobresaltos
mojando con la punta de mi lengua
los cordones de las calles que estrangulan
alcantarillas en carne viva.
Al pasar miro algunas piedras
como buscando a la que fui hace algún tiempo.
Tengo la impresión que me succionan
las beldades reinantes en el fango
como si quisieran tragarse mi memoria.
Una mariposa chasquea sus alas
y en este momento juro que puedo volar.
A riesgo de estrellarme al primer paso
muevo mis párpados, mis labios,
mis pies que se despegan de mi cuerpo.
No es la carne el refugio de mis órganos
ni es la columna la que me mantiene erguida.
Se cae la hoja, el tronco estalla,
se levanta la tierra, grita, muere,
y una sonrisa adúltera se dibuja
en todos los horizontes de mi vida.
Me basta un segundo para reconocer tu luz,
un segundo más para sentir como me viste
tu piel.
Ya no es posible suponer que estoy soñando
cuando en mi pecho se sacude
la única razón válida que me mantiene viva.
Y aunque perdimos la esperanza de tenernos,
juro haber sellado los bordes de mi alma
la tarde que la tuya se le acomodó encima.
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